XIII

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El pelinaranja toma un gran respiro y después sonríe de forma tenue, extiende su mano derecha y acaricia la mejilla del contrario.

Por un momento ambos comparten una profunda mirada, después sus labios se sellan en un beso que aunque empieza suave, se transforma en una lucha de lenguas y jadeos a medias.

Kageyama cuela su mano entre las ropas del más bajo, acariciando cuanta piel le es posible. Para Hinata aquel toque quema, cada centímetro de su cuerpo se quema a causa del pelinegro.

-Vamos a la cama-gruñe el más alto.

-¿La sala no parece adecuada, Tobio?

Alejándose un poco, el pelinegro le mira a la cara, sus mejillas sonrojadas hacen al contrario morderse los labios.

-Me encanta como suena mi nombre en tus labios

-Me encanta decirlo, sobretodo cuándo te pone así-hace énfasis Hinata, tocando apenas con su rodilla la dura entrepierna del contrario.

Ambos vuelven a sonreír de forma cómplice, como si pudiesen leerse el resto de pensamientos sin necesidad de nada más.

El pelinaranja toma la mano del contrario y aunque le cuesta se separa un poco para después emprender camino hasta la habitación.

Kageyama se deja llevar, complacido, excitado, perdido en el momento. Apenas cruzan el umbral de la puerta toma al más bajo de los hombros y le gira con fuerza, y aún así con tanto cuidado que hace a Hinata emitir un pequeño bufido.

-No puedes esperar

-No-dice el pelinegro.-No puedo esperar más

Sol y Sombra [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora