Sol y Sombra [KageHina]

XV

*Advertencia:M-preg

Kageyama caminaba de un lado a otro por el pasillo, una de las enfermeras le había pedido que tomara asiento pero él estaba tan nervioso que sentía que eso era imposible.

Había salido del trabajo de inmediato cuando la hermana de Hinata le había llamado, diciendo que iban camino al hospital pues el pelinaranja no se sentía muy bien. Casi deja caer todos los archivos que sostenía en ese momento.

Y ahí estaba, ante la mirada de su suegra y nuera, aunque la menor parecía muy feliz con semejante escena. Parecía un maldito robot.

-¿Los familiares del señor Hinata?

Dió un salto como un resorte en su lugar, el doctor le miró con una pequeña sonrisita en sus labios, seguramente había visto a muchos otros actuar igual.

-¡Soy su esposo!-dice el pelinegro, apresuradamente.

-Es una hermosa niña, felicitaciones-empieza el doctor.-¿Desea verla?

-¿Y Shouyo? ¿Cómo está él?

-No se preocupe, todo está bien, puede pasar y ver a ambos

Tropieza torpemente cuando el hombre señala hacia la habitación, y ante la mirada comprensiva que le dedica su suegra, no espera más para entrar por fin.

Su mirada se topa con una escena que hace que su corazón dé un salto en su pecho. Hinata, quién luce como si acabara de atravesar una odisea, sostiene entre sus brazos a quién es su hija.

Se acerca rápidamente a la cama, haciendo que el pelinaranja le dedique una larga mirada.

-Es preciosa-dice el Hinata.

Parece que echará a llorar en cualquier segundo, el más bajo asiente y extiende con cuidado a la pequeña, a quién Kageyama toma en brazos con nerviosismo.

Sonríe, mientras los pequeños ojos negros de la bebé le miran con atención. Tiene el cabello oscuro también, y a Kageyama le parece que es la criatura más hermosa que ha visto en toda su vida, incluso desplazando a su amante.

-No puedo creer que seamos padres

-Ni yo-contesta el pelinegro, ante lo que ha dicho el contrario.-Creo que este es el mejor día de mi vida