Capítulo 8: Amigos

1.6K 275 138
                                    

LEANDRO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LEANDRO

—Entonces eres amigo de Aimée, y jamás me lo dijiste —reclama la chica que corta cebollas a mi lado. Sus ojos cafés están rojos, igual que los míos.

—Si no presumía su amistad antes de que fuera famosa, no debería hacerlo ahora tampoco —respondo poniendo atención a lo que ella está haciendo—. Las estás cortando muy grandes, así no las comerán.

—No te pongas quisquilloso —me acusa frunciendo el ceño—. Hago lo que puedo, no todos somos profesionales.

—No hay que ser profesional para cortar las cebollas pequeñas, solo hace falta buena voluntad —vuelvo a protestar atrayendo la tabla hacia mí para continuar con la tarea.

—Quiero conocerla.

—Ve a un concierto, o a un Meet and Greet.

—¿Por qué no quieres? ¿Te pones celoso? —indaga, haciendo hacia atrás la trenza rubia que le obligué a hacerse para que sus cabellos no estén en la comida.

Yo no, pero si llevara a una chica a la casa, conozco a alguien que sí lo haría.

—Nuestra casa es el único lugar en el que ella puede escaparse un poco de su mundo, si llevo a cada persona que quiere conocerla solo estaría invadiendo su espacio.

—¿Dijiste nuestra casa? ¿Vives con ella? —se sorprende llevando una mano a su boca.

—Un poco vivo allí, un poco en casa de mi madre, aún no me mudo del todo.

—¿Y por qué no me invitas a tu casa? —insiste poniendo ojos de cachorrito—. Anda, no le hablaré, solo quiero verla de cerquita.

Claro, como ir al zoológico, eso suena bien ridículo.

—Ya te dije que no, pero he notado que no estás muy familiarizada con el término... —me quejo lanzando una clara indirecta.

—Me gustan los desafíos, y tú me supones uno muy interesante —asume sin pena alguna—. De hecho, solo vengo aquí por ti, creo que ya sabes eso.

—Ya te dije que estoy enamorado de otra persona.

—No soy de las que se rinde a la primera, lo siento —se disculpa sin ni una pizca de sinceridad.

—Pierdes tu tiempo...

—¿Qué te pasa hoy? —me cuestiona volviendo a robarme la tabla con las cebollas—. Estás amargado hasta por demás, ¿Te peleaste con tu novia?

—No, con mi mamá. Además tú también estás bastante pesada, Triana.

—Bueno, tampoco seas grosero, no es mi culpa que estés de malas, te hubieras quedado en tu casa...

—Soy responsable con los compromisos que asumo.

—Lo sé —asiente—. Eres lindo, inteligente, buena persona... y haces voluntariado, cualquiera querría casarse contigo.

Nubes de tormenta [LCS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora