Capítulo 25: Ella

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AIDAN

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AIDAN

En cierto punto de mi vida creí haber aprendido a sobrevivir en medio de la tormenta. Siempre fue mi realidad, desde que era un pequeño, al principio renegaba de cada nube y luchaba contra ellas, pero cada vez que creía haber encontrado la salida, algo me volvía a arrastrar dentro, como si mi destino no pudiera ser diferente.

Quiero cambiar eso, quiero decidir y que esté en mis manos, pero la mierda no deja de llegar y en este punto me estoy preguntando si realmente es posible.

Quizás no, quizás no importe cuantos intentos haga, la libertad y yo simplemente somos incompatibles.

—¿Cómo obtuvo el video? —me pregunta Elai después de una breve explicación de lo que pasó.

La historia corta, la misma que le conté a Lau, porque si tuviera que contar la larga en algunas partes me fallaría la voz, y en otras simplemente me largaría a llorar.

—Mikel ha estado enviando mensajes e intentando ponerse en contacto conmigo. Lo estaba ignorando, lo bloqueé en WhatsApp así que lo intentó en Instagram.

—¿Ellos manejan tus cuentas?

—Tengo acceso, pero ellos también. Cuando hablo con alguien allí siempre lo borro de inmediato, pero ese mensaje no lo vi a tiempo. Envió el video con la intención de hacerme "recordar lo que teníamos".

—¿Él tiene la culpa y te trata de ese modo? —se indigna Leandro— Debería pedirte perdón en realidad.

—Sonaré estúpido, pero... yo lo entiendo, ellos están jugando con su mente.

—Lo sé —acepta Elai, firme en sus argumentos—. Pero las circunstancias personales jamás justifican el daño sobre los demás.

—No todos tenemos el control sobre nuestras emociones —niego levemente—. Digo, sé que está equivocado, pero lo entiendo.

—¿Te preocupa que el video salga a la luz, o te preocupa lo que vaya a pasar con él entonces? —me cuestiona el pelirrojo con sus ojos fijos en los míos.

Su mirada me intimida, pero a pesar de eso no puedo despegar mis ojos de los suyos, es casi hipnótico mirarlos.

—Las dos cosas —respondo con sinceridad.

—¿No quieres salir del closet aún?

—Desearía no tener que hacerlo jamás.

—Todos deseamos eso —Leandro estira su mano hacia la mía de forma tierna y comprensiva. —Ojalá no fuera necesario, ojalá a todos les diera igual y no existiera un closet del que salir, pero no es así y mientras te escondas no te sentirás libre.

—Apenas tengo veintiuno, aún quiero grabar películas y... no quiero que todo se acabe, si ellos lo saben perderé todo lo que tengo.

Nunca había tenido con quien expresar mis miedos, se siente bien decirlo, y solo por el hecho de tener con quién hablar ha valido la pena. Aún si me veo obligado a seguir bajo el mandato de Gonzalo, aun si no me libero del todo, al menos hice amigos.

Nubes de tormenta [LCS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora