—¡Bueeeeenos días!
Temprano al día siguiente, a diez minutos antes de las 8 de la mañana, Kong salió del cuarto de baño anunciando el inicio de su primer día completo allí en Japón. Se acababa de dar un baño y ahora se volvía a dejar caer en la cama sobre el cuerpo de su esposo, atacándolo con un gran abrazo y un beso en las mejillas.
—Mmmmggh... No... —Arthit estaba realmente a gusto en esa cama. Abrazó a Kong por los hombros y sonrió. —Dame un rato más... pooooor faa, ¿sí? —pidió con voz ronca y baja.
—Pero amoooor, no quiero que se nos haga tarde hooooy —se sacudió un poco para moverle también. Sonrió al pensar en contarle un poco de sus planes de ese día. —No nos alcanzaría el día y menos si vamos a un parque de atracciones...
—Diez minutos más, ¿sí? —abrió sus ojos un poco e hizo un puchero. Él quería sus mimos matutinos, a los que estaba tan acostumbrado y que seguía amando.
—Bien... —Suspiró, sin intención alguna de apartarse de su esposo. Mejor, siguió llenándole el rostro de besitos suaves y juguetones; incluso se dio la oportunidad de atrapar con sus dientes un poco de piel del cuello para intentar dejar un chupetón.
—Mmhh... K-Kong... —le intentó apartar pero aún no tenía tanta fuerza, así que le dejó hacer esa marca y un escalofrío recorrió su cuerpo.
—Arthit... —jadeó Kong sobre la piel de su esposo y entonces se separó mostrándole una gran sonrisa traviesa. —Será un placer verla esta noche en el sauna —se relamió los labios.
—¿Iremos a un sauna? —preguntó con muchísima ilusión. Deseaba ir a uno ahí. —Pero... los demás también la podrán ver —se tocó esa parte con la mano.
—Exactamente... —Rio bajito. —Sabrán que tienes un maravilloso esposo que ama marcarte por todos lados... Y ahora mismo estás como en bandeja de plata para mí —volvió a pegar su boca al cuello de su esposo.
—No sólo ahora mismo... Todos los días, amor —volvió a cerrar los ojos para disfrutar de la boca sobre su cuello.
Kong siguió dando beso tras beso al pálido cuello de su esposo. Alternaba entre caricias dulces y otras un tanto osadas, hasta que después sus manos comenzaron a bajar para colarse por debajo de la camiseta de Arthit, pero este dio un pequeño salto al sentir sobre su piel caliente las manos de su esposo. Entonces supo que esos 10 minutos se iban a extender.
—¿De verdad tenemos que esperar hasta el sauna? —dijo con picardía.
El más joven soltó una risita ante el comentario. Negó mientras sus manos continuaban subiendo por el pecho de su esposo hasta sacarle la camiseta.
—Quizá podamos tener un adelanto por ahora... —con el torso de Arthit ahora descubierto, pasó a besarle el pecho, cerca de los pezones.
Los jadeos de Arthit se hicieron presentes pronto, ya que su torso estaba muy sensible debido la ligera sensación de frío que le provocó deshacerse de su camiseta.
—Esta noche, ¿puedo... recibir? —Kong pausó las atenciones por un instante para hacer esa pregunta, aunque sus manos seguían moviéndose con la intención de retirar poco a poco las prendas inferiores de su esposo.
—¿Crees... que nos... nos podamos turnar? —Arthit con nervios logró decir aquella frase. Estaba dispuesto a complacer a su esposo, pero él también quería sentir lo mismo.
Kong alzó la mirada ante aquella frase. Observó boquiabierto a su esposo, pero después una gran sonrisa se dibujó en sus labios. Asintió suavemente en un intento de ocultar su emoción, pues había estado esperando tanto tiempo escucharle decir aquello.
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VII. Escala Danjon - La luna de miel
FanfictionLibro dedicado a la luna de miel de Kongpob y Arthit, recién casados en la serie de libros "Escala Danjon". Adaptado del rolplay de Sara y Yael. Contenido +18