Capítulo 1.1

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—Hay algo en lo que tienes razón. —Rengoku dice.

— ¿Qué es?

— ¿Cómo alguien que sigue la senda del guerrero termina convertido en un demonio? —El rubio tose, se lleva la mano temblorosa a la boca mirándola empaparse de sangre—. ¿Qué clase de cosas llevan a un guerrero a dejar su voluntad?

Akaza se queda callado, baja la mirada observando la herida que su brazo atraviesa.

—Perdí mi propósito... —El demonio responde—. Mi padre murió y no pude salvar a mi amada.

—Ya veo. —La voz de Kyōjurō es piadosa, aun raposa por el dolor—. Solo perdiste el camino, me retracto.

— ¿Sobre qué?

—Sobre que tenemos valores diferentes. —Rengoku toma aire—. Yo también usé la muerte de una mujer importante como mi propósito.

— ¿Tu amante?

—Mi madre. Ella fue quien me dijo, que mi deber era proteger a los débiles. —El cazador suspira y suelta una risa—. No somos tan diferentes después de todo.

—Si tú y yo no nos hubiéramos conocido en este mundo...

— ¿Por qué no decidiste ser un cazador?

—Porque conocí a un demonio antes. Lo he pensado por muchos años, si mi talento no habría servido mejor como uno de los que protegen...

—Es probable.

—Pero... de haberme vuelto un cazador no nos habríamos conocido.

—Con lo hábil que eres...—Kyōjurō tose de nuevo—. Quizá habríamos acabado con los demonios antes.

— ¿Eso es lo que crees Kyōjurō?

—Sí. —Akaza levanta su mirada encontrándose con los ojos ámbares de Rengoku—. ¿Cuál era su nombre?

—Koyuki. Con los caracteres de mujer y de nieve.

—Es un nombre precioso.

— ¿Cómo se llamaba tu madre?

—Ruka, se escribe con los caracteres de lapislázuli y fuego.

—Tu padre... ¿También era un pilar, no es así?

—Lo era, pero se volvió descuidado cuando mi madre murió. Mi hermano, él, aún es muy joven para recordarla.

—Kyōjurō

—No insistas.

—Puedes ver a tu familia.

—No es como quiero que mi familia me recuerde.

—Pero...

—Aun si mi padre no es el mejor ejemplo. Yo seré un hombre del que mi hermano se pueda sentir orgulloso.

—Podrías verlos, quedarte con ellos como yo me quede contigo.

—Verlos morir, mientras yo me quedo vivo. También perdería mi propósito. —Rengoku levanta su mano posándola sobre la mejilla del demonio—. La eternidad, debe de ser muy solitaria, ¿verdad?

Los ojos de Akaza se abren con sorpresa, parpadea con rapidez sin quitar su mirada del rostro sangriento de Kyōjurō. La sangre baja por su mejilla, empapando el traje de cazador. Sus labios tiemblan por la fuerza que usa para apretar los dientes. Siente como la fuerza que sus músculos haces contra su mano decrece, causando que más del líquido rojizo salga de la herida.

—¿Has estado enamorado alguna vez? —Akaza cuestiona.

—Dedique mi vida a entrenar. —Rengoku confiesa—. No he amado a nadie, es algo de lo que me arrepiento.

Litio |RenKaza|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora