Capítulo 2

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Problemas


Voy recorriendo las calles a más del límite establecido y no me importa, la adrenalina que desprende la velocidad me hace despejar un poco.

No creí que en mi memoria se quedara grabada la dirección de aquel sitio, sí, Central Park es uno de los lugares más conocidos de New York, pero la última vez lo visité tenía 10 años. Así que quedo impresionado al llegar tan fácilmente al lugar que, por mi cobardía, no visité durante el recorrido anterior.

Haciendo acto de presencia, mi subconsciente, expone antiguos recuerdos de la anterior estancia en esta ciudad, pero principalmente los de este parque en el que viví mis últimas vacaciones familiares.

-Flashback-


Mi familia y yo vinimos un mes de vacaciones en New York y se nos hizo habitual visitar cada tres días Central Park. Hoy, es nuestro último día, mañana regresamos a Londres y esta es nuestra forma de despedirnos.

Mamá se encuentra charlando y riendo con mi hermana, me gusta mucho verlas sonreír, realmente mantienen una relación perfecta de la que en ocasiones siento celos, pues nunca me he llevado del todo bien con mamá.

Ella es buena con nosotros y nos brinda ese tipo de sonrisa que transmite tanta paz y felicidad que deseas que nada logre desaparecerla de su rostro -sonrisa que heredó mi hermana- pero siempre, me llevaré mejor con papá.

Bell— me llama papá, se ha dado cuenta que ya no estoy a su lado en el asador. A decir verdad no me gusta mucho cocinar, pero mientras pase tiempo con papá todo se siente bien, así que le hago creer que me encanta.

Ven aquí campeón. Ayúdame a llevarles la cena a estas hermosas damiselas

Desde aquí escucho las sonoras carcajadas de mi madre y hermana por la forma tan peculiar en la que habla papá, mientras acudo a su llamado, las imito.

Los cuatro nos sentamos en el mantel que habíamos colocado en el césped, para degustar las exquisitas hamburguesas de papá.

Bajo la sombra de los árboles me tomo el tiempo de detallar a mi familia, pocas veces estamos todos juntos, papá es corredor de bolsa y siempre tiene mucho trabajo, aunque encuentra el modo de compartir con nosotros, por eso, para mí, es el mejor padre del mundo. Mamá, de igual manera trabajaba, pero en una pequeña compañía de organización de eventos, por eso pasa más tiempo con nosotros.

Ambos se centran en hablar sobre horario de regreso a mi país de origen, a su lado totalmente concentrada en la comida está mi hermana, quien siendo cinco años mayor, es y será, la luz de mis ojos. No sé si porque es mi ejemplo a seguir, o simplemente porque es lo mejor que tengo, pero representa la posesión más valiosa de toda mi existencia.

En un clima totalmente inundado de paz y felicidad, miro en dirección a unos arbustos que se encuentran a no más de diez metros de distancia. No sé realmente que me lleva a hacerlo, dicen que la mirada atrae pero no pensé que fuera tan literal, ahí se encuentra una pequeña que seguramente tiene mi edad.

Está en malas condiciones, posee el pelo sucio, al igual que su ropa y cuerpo, pareciera no haberse bañado en un buen tiempo, pero lo que realmente captura mi atención es la forma en la que nos mira. No sé apreciar si es con enojo, tristeza o añoranza pero no me gusta nada que unos ojos miel tan lindos como los suyos sean inundados por esos sentimientos.

Mi hermana me sigue la mirada pues me he quedado mucho tiempo mirando a la pequeña y dice:

¿Bell porque no vas allí y le preguntas si quiere merendar con nosotros? Parece hambrienta— asiento y camino en su dirección.

EmpíreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora