Capítulo 21

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Epifanía

5 de octubre del 2020


Así, sin más, en un abrir y cerrar de ojos, pasaron dos semanas.

7:00 AM marca el despertador y doy vueltas en la cama.

Debería ser completamente ilegal que existan los lunes en el calendario. Dañan la salud de las personas, más aún después de un domingo donde te quedas hasta las 4:00 am platicando por llamada.

Sin más remedio, corro las sábanas a un lado y me pongo en marcha. Es oficial que llegaré tarde a la universidad, pero tengo que ir de todas formas.

Mientras me lavo los dientes, recuerdo como Ary se quedó dormida del otro lado de la línea, mientras yo le contaba de mi infancia en Londres; y para cuando centro los pensamientos, me topo con mi yo sonriente reflejado en el espejo.

Poco a poco, durante estos días fuimos enviándonos mensajes que se convirtieron en llamadas y video llamadas todas las noches. Siempre con una excusa diferente: Ver a Flopi, que viese mis dibujos, mostrarme sus fotos, hasta que, anoche me llamó cerca de la una porque tuvo una pesadilla y no podía dormir. No sé en qué punto nos volvimos tan imprescindibles en la vida del otro, pero sentí tan bonito que recurriera a mí, que no puedo transmitirlo con palabras.

-Señorito -llama Sarah a la puerta-, su mamá lo espera en la oficina.

Y sí señores, con eso oficialmente los lunes deberían ser cancelados del calendario, porque sencillamente son un día de mierda.

Cinco minutos después, entro al despacho de mi madre. No me molesto en anunciarme y ella al notar mi presencia levanta la vista del portátil.

-Siéntate Thomas -ordena, sin ápice de cariño. Está furiosa, lo grita todo su cuerpo- ¿A qué estás jugando?

-¿Perdón? -pregunto, manteniéndome neutro.

- ¡¿Qué jodida mierda es esto Thomas Bell Cock Brown?! -exige utilizando mi nombre en su totalidad y extendiéndome una serie de papeles. Los leo y entiendo todo.

-Es la carta de mi abogado donde se te informa que tomé posesión de mi herencia -comento, sin ceder a su terreno, lo que hace que se enoje aún más.

-¡Estas acabando con mi paciencia! -advierte, tocándose el puente de la nariz- ¡Se lo que dice, puedo leer! -espeta- ¡¿Quiero saber realmente que mierda estás haciendo?!

-Ya te dije, tomé posesión de lo que me corresp...

-¡Cállate! -interrumpe- ¡Si te piensas que voy a permitir que tires por la borda todo lo que yo eh...

-¡¿Tu qué?! Perdón Helena, pero si no recuerdo mal, ese dinero era de mi padre, producto de su trabajo y nos correspondía a ti, a Sel y a mí a partes iguales.

-No la metas en esto.

- Joder que no estoy metiendo a nadie; pero que te quede clara una cosa, no te estoy pidiendo permiso, te estoy informando -la miro directo a los ojos demostrándole cuan poco logra intimidarme, y que voy en serio con mis palabras-. Por cierto -agrego-, sé que por tu temperamento leíste solo hasta la mitad del documento antes de llamarme; al final se te informa que la cláusula donde mi padre estipulaba la división en caso de que uno de nosotros no pudiera acceder a su parte, también será ejecutada.

- No puedes, es mío, era de...

-¡Es de ambos mamá! -exclamo-, y puede que lo único que te importe es que serás un poquito menos rica de lo que ya eres, pero si te sirve de consuelo, haré lo correcto con ese dinero.

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