Guerrera | Shingeki No Kyojin.

III

***

—¿¡que Eren falló!? –podía sentir que mi cara era una obra maestra en emociones– ¿cómo..? Eren puede llegar a ser un idiota pero en estas situaciones siempre se le quita.

—tampoco lo sé, pero entre más lejos esté de ser un soldado mejor para nosotros –crucé mis brazos negando– ¿qué?

—desde que te conozco te has negado a que Eren siga su sueño de ser un soldado –me acomodé en la cama– debes aprender a soltar, Mikasa, Eren no estará toda la vida contigo ni tu con él.

—... –solo se quedó mirándome seria por un buen rato– eso no lo decides tú.

—claro que no, eso lo deciden ustedes, y por lo que veo –suspiré algo angustiada– Eren no quiere que lo sigas protegiendo.

—lo sé.

—¿entonces? ¿qué esperas para dejar que él te proteja a ti? –su rostro pasó de seria a sorprendida– cambiando de tema, sigo enojada de que te hayas cortado el cabello, me gustaba mucho cómo se te veía con ese largo..

—¿no te gusta ahora?

—¡c-claro que me gusta! –tomé sus manos y acerqué mi cara– ¡ahora eres una de las maravillas que viven en mi cabeza!

Hizo una pequeña mueca simbolizando un intento de sonrisa y desordenó un poco mi cabello.

–a mi me gusta como te queda el tuyo –se acomodó en su lado de la cama– buenas noches.

Podía sentir mi cara ardiendo, que Mikasa te diga un cumplido son una de las mejores cosas que me pasan desde que la conozco, al ser una chica de pocas palabras, cada cosa que dice lo hace con sinceridad.

—buenas noches... –bajé del camarote para ir a mi cama abajo de ella y me acosté mirando la pared mientras intentaba calmar mi corazón.

***

Era el día, todos los reclutas estábamos reunidos en la explanada de tierra mirando a Eren que estaba con el equipo de maniobras puesto.

—tú puedes, Eren.. –susurré para mi misma mientras secaba mis manos en los pantalones, el maldito sol no ayudaba mucho.

—¿crees que lo logre? –Reiner preguntó a mi lado, yo le asentí– si que nos costó que aprendiera algo.

—¿le ayudaste? –devolvió el asentir–... muchas gracias.

Volví a mirar a Eren a quien ya lo estaban subiendo en la maquina de cables, mis ojos estaban expectantes a como sus extremidades se ponían rígidas para mantener el equilibrio. Apreté mis manos entre mis brazos para aguantar la felicidad que me daba ver como lo conseguía.

No duró demasiado cuando cayó hacia atrás.

—eres un caso perdido –suspiré medio sonriendo.

El instructor Keith hizo cambiar el equipamiento con Wagner para dárselo a Eren. Al momento de elevarse no hubo problema en mantenerse a línea de equilibrio. Explicó que el equipo que utilizó Eren estaba defectuoso y oxidado, el maldito logró trabajar con un equipo defectuoso todo este tiempo.

Miré a Mikasa con una media sonrisa, Eren le daba una mirada llena de dedicación con un claro mensaje.

—te está desafiando con la mirada, Mikasa –Armin habló mirando a la nombrada.