ℳ𝒾𝒸𝒽𝒶ℯ𝓁 ℳ𝓎ℯ𝓇𝓈

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꧁ 𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟 𝑏𝑒𝑠𝑜
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𝑄𝑢𝑖𝑡𝑎𝑟𝑙𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑎́𝑠𝑐𝑎𝑟𝑎 ꧂

꧁ 𝑃𝑟𝑖𝑚𝑒𝑟 𝑏𝑒𝑠𝑜 +𝑄𝑢𝑖𝑡𝑎𝑟𝑙𝑒 𝑙𝑎 𝑚𝑎́𝑠𝑐𝑎𝑟𝑎 ꧂

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Michael Myers no es un hombre cariñoso ni mimoso, en muy pocas ocasiones te abrazaría, solo lo hará si sabe que se va a ganar un grito de susto por tu parte. Estamos hablando de un asesino serial, carente de empatía y reservado, no esperes que te de un beso como cualquier persona sana haría. Cuando tratas de quitarle la máscara o haces un amago para estirarte con intenciones de besarlo, recibes un empujón o un gruñido como discrepancia de su parte, le gusta el espacio personal.

Esa noche estaba sentado en el sofá de la sala junto a ti, con la cabeza echada sobre el respaldo y con sus ojos cerrados; su respiración pesada y calmada discriminaba su estado inconsciente. El día anterior fue Halloween y estuvo la mayor parte del día fuera, vigilando, siguiendo y utilizando su cuchillo para "trabajar", por lo que estaba agotado y quería descansar.

A pesar de los dos meses que llevaban compartiendo techo, Myers nunca te reveló su verdadera identidad. Día y noche llevaba puesta esa máscara pálida, seria e inexpresiva y día tras día la curiosidad aumentaba una talla más dentro de ti. Claro que sabías las secuelas que traería intentar algo por tu propia mano, estabas tratando con un hombre de casi dos metros de alto, con mucha más fuerza que tú y que parecía un perro rabioso siempre que te acercabas de más a él, no te atrevías a desvelar su rostro, sería una operación suicida.

Pero, en ese momento te animaste a ti misma. Verlo indefenso, tan relajado y aparentemente fuera de sí, alimentó tu idea. No te paraste a analizar todo lo que podría pasarle a tu delicado y femenino cuerpo si Michael solo estuviera fingiendo estar dormido para ponerte a prueba, lo único que cabía en tu mente fantasiosa era que ibas a ver su faz al fin.

Te pusiste de pie, apretando tus labios y con tus oídos como sentido dominante, te colocaste frente a él, encontrando un pequeño espacio entre sus piernas separadas. Una sensación de ternura tiró de tus labios formando una sonrisa al toparte con sus ojos cerrados bajo el par de agujeros de la máscara. En ocasiones te sentías afortunada de estar con el terrorífico Michael Myers, y esa vez era una de ellas. Tenías su protección, a veces te permitía curarle las heridas y jamás te había intentado asesinar, no cualquiera tiene esa suerte.

Volviste a centrarte en tu objetivo. Pasaste tus manos a su nuca, y con tus dedos buscabas con movimientos temblorosos y descoordinados la abertura. Quizás nunca estuviste tan ansiosa como estabas ahora. No querías pensar en nada, preferías concentrarte en lo que hacías para no despertar al diablo de Tasmania que yacía en el sofá. Encontrar con el tacto lo que buscabas fue tan satisfactorio que una descarga eléctrica recorrió tu columna vertebral, cual niño que recibe todo lo que pidió para Navidad.

Fuiste abriendo poco a poco los pliegues mientras hacías una leve presión hacia arriba para sacarle esa máscara fastidiosa despacio y buscando el éxito. Sin embargo, las posibilidades de que todo fallara aumentaron cuando él movió su cabeza hacia un lado, tomándote por sorpresa. Suspiraste al notar que seguía inmóvil, gracias a Dios solo fue un susto.

No pasó mucho más tiempo hasta que le quitaste por fin la estorbosa máscara.

Madre mía...

Pensaste. Nunca jamás hubieras pensado que Michael fuera tan atractivo, había estado ocultando por tanto tiempo un rostro libre de barba, joven, de cabello rizado que dejaba caer algunos mechones sobre su frente de manera desordenada y tez brillante. Combinando ese rostro a que era muy alto, y delgado pero con músculos, daba resultado a un hombre deseado por cualquier mujer.

Tus labios se encontraban entre abiertos, tus ojos analizaban cada centímetro de su cara queriendo guardarla de forma fotográfica en tu mente para siempre, y tu cabeza estaba en blanco, provocando que dejaras caer la máscara de tus manos a sus pantalones.

La bestia despertó.

Abrió sus ojos despacio mirando a la nada al principio, desorientado, poco después los desvió despreocupado y sin prisa hacia ti. Por un momento sintió que le faltaba algo, sentía su rostro descubierto. Agachó su mirada despacio hacia sus pantalones, topándose con la máscara que debía estar ocultando su "feo" rostro, según él. Se detuvo unos segundos sin moverse ni un poco, el suficiente tiempo para dejarte idealizar tu funeral, y repentinamente agarró su máscara con su mano derecha, frunciendo el ceño. En respuesta, le arrebataste en un movimiento rápido el disfraz y lo lanzaste lejos, hacia una esquina cualquiera del lugar. Michael gruñó. Como esperabas, él se incorporó consumido por la ira, dispuesto a ir a buscar su máscara aguantando sus ganas de empujarte o pegarte incluso. No sabías de dónde sacaste las agallas, tal vez por la adicción de ver su rostro sin esa maldita cosa encima más tiempo, que estiraste tus brazos y presionaste su pecho, haciéndole caer en el sofá otra vez, pues le pillaste despistado y, antes de que volviera a levantarse y, seguramente, te pegara o te hiciera daño, te inclinaste hacia delante y besaste sus labios por primera vez. Ni si quiera sabías por qué, fue un impulso, y lo hiciste.

Michael tardó en responder más de lo que te esperabas, no siguió el beso, pero tampoco hizo nada para que te alejaras.

Sus labios estaban cálidos y ásperos, posiblemente por haberlos cubierto con la máscara durante tanto tiempo, y podías notar su respiración contra tu piel.

Al no ser correspondida, te retiraste, rompiendo el beso. Michael siguió a tu mirada con la suya, esa fría, sin sentimientos aparentes y amenazante.

Se levantó, sobre pasándote en altura, de forma que te sentiste intimidada bajo sus ojos oscuros y profundos, como si quisiera dejarte en claro sin palabras, solo con miedo, que no le volvieras a besar. Agachaste la cabeza y él se alejó de ti en busca de su máscara...

¿Qué esperabas, que te correspondiera con amor a ese beso? Ya tuviste mucha suerte de que no le consumiera la ira por haber osado besarle.

Slashers are the type of boyfriend...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora