𝟎𝟎𝟏

1.2K 63 89
                                    





001. un nuevo comienzo

─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───

¿CÓMO CUENTO UNA HISTORIA BIEN ESTRUCTURADA CUANDO MI VIDA ES UN ABSOLUTO CAOS?

Era un día normal, a menos que ignores el hecho de que realmente no lo era.

Nada más ver el exterior del aeropuerto yo ya estaba completamente embelesada con la imagen ante mi. Me encontraba ante una ciudad que intimidaba y a la vez te hacía sentir completamente viva. Y me sentí asustada, completamente. Era todo demasiado nuevo.

Nueva York era todo lo contrario a mi pueblo en Oregon, pues este último era lo más sencillo del mundo, y el primero era todo lo contrario. Nueva York cautivaba. Estaba lleno de arquitectura vanguardista, y daba impresión de ser financiera, artística, revolucionaria, todo a la vez.

Era septiembre, razón por la cual no hacía frío todavía –ya me habían avisado de las bajas temperaturas en La Gran Manzana durante las épocas de frío– y yo iba cargada de equipaje.

Decidí pedir un taxi y ahí estaba yo. Sentada al lado de un taxista que tenía una música un tanto extraña puesta a tope. Pero yo estaba totalmente fascinada por las calles de la ciudad y miraba todo sin pestañear desde la ventanilla.

Los coches pasaban con velocidad, la gente caminaba rápido y cada una iba a su mundo, todos ajenos al resto. Había luces por todas partes e incluso te podías marear si tratabas de mirar todo lo que ocurría a tu alrededor.

Me marché de Oregon buscando algo nuevo y eso fue lo que encontré. Era todo lo opuesto.

—No eres de aquí ¿verdad? —Me preguntó el taxista.

—No, soy de Oregon —respondí.

—Se nota —él rió—. Es fácil darte cuenta de que alguien no es de aquí. Soléis estar hipnotizados con el exterior. Los neoyorquinos no se paran a apreciar la ciudad.

—La verdad es que impresiona.

Me sorprendió que el taxista me hablase, pues ya me habían avisado de que lo más seguro fuera que la gente pasara de mi. Todos ignoraban a los demás y no te sentías precisamente acogida o cómoda. La gente allí no era amable ni socializaba. Pero la primera persona con la que me había cruzado lo había hecho.

Era un chico de piel morena y cabello negro. Vestía ropa un poco andrajosa y no debía tener muchos más años que yo.

Cuando llegamos al edificio donde yo tenía mi piso, suspiré y pagué el viaje.

—¿Estudiante?— me preguntó el chico.

—Sí —respondí mientras le entregaba el dinero—. En Columbia.

WALKING AWAY ━━ William MoseleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora