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❝De alguna manera
no puedo decir lo suficiente
lo mucho que aprecio
que estés en el mundo. ❞
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ESE DÍA en clase, yo me encontraba muy poco concentrada. Me quise asegurar a mi misma que de momento la carrera me costaba porque era nueva y me sentía abrumada. Pero sabía que podía sacar los estudios si me lo proponía. No sería fácil, pero tampoco imposible. ¿No? ¿¡No!?
El caso era que cuando por fin sonó la campana que avisaba de que las clases habían acabado, yo casi grité de la alegría. Esa noche había dormido poco, y lo achaqué a que tenía muchas cosas nuevas que procesar y por dentro estaba nerviosa.
Recogí las cosas de mi mesa y me di cuenta de que un grupo de chicas de mi clase me miraban de reojo. Las miré con confusión, pero decidí que no quería imaginarme cosas o ponerme a la defensiva. Y en caso de que me miraran por alguna razón específica que pudiese molestarme, lo mejor sería ignorarlas. La indiferencia era la mejor arma como respuesta.
Bajé las escaleras de la clase –Pues era una clase típica de universidad donde los asientos iban bajando hasta la plataforma que había abajo– y pronto fui interceptada por una de esas chicas.
—¡Hola! —Me dijo sonriendo mucho.
Miré hacia sus amigas, recelosa, y me di cuenta de que todas me miraban de reojo. Cuando se dieron cuenta de que las estaba mirando, me saludaron con la mano levemente sin llegar a decirme nada. Yo no era borde, así que repetí el gesto en su dirección.
—Hola —respondí a la chica. Tenía el cabello pelirrojo y ojos marrones. Era guapa—. ¿Necesitas algo?
—La verdad es que venía a hablarte porque mis amigas y yo nos hemos dado cuenta de que estás sola y queríamos saber algo de ti.
Hundí las cejas.
—Soy Effie —me tendió su mano, aún con esa sonrisa. Le dirigí una expresión afable y estreché su mano.
—Brenda.
—Queríamos decirte que el sábado tenemos una fiesta en mi casa. Es de disfraces, y todas iremos muy... —miró a sus amigas y todas rieron— sexys. Tienes que elegir un disfraz sexy.
Fruncí el ceño medio sonriendo, sin comprender demasiado. Los universitarios podían ser algo extraños.
—Gracias por invitarme —dije seria—. Pero no. No tengo tiempo.
Effie me miró con sorpresa ante esa respuesta, pero después me miró ladeando la cabeza.
—Oh, vamos. Ya hemos invitado a toda la clase y al resto de nuestro año. Tienes que venir.
