CAPÍTULO 4: Confusión.

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Era extraño, de algún modo raro e imposible de comprender al primer intento. Con una complejidad lo suficientemente potente como para causarle un dolor de cabeza, pues era incapaz de llegar a una respuesta satisfactoria.

El pequeño cosquilleo en su palma hacía acto de presencia cada vez que recordaba cómo su mano había estado en contacto con la de Jay. La mezcla de sensaciones agradables fomentaba la confusión de cada uno de sus pensamientos, todo era sumamente incomprensible.

Jay siempre había sido amable con él, ¿acaso no lo era con todos? Claro, su persona siempre sobresalió por dichas cualidades humanitarias, porque era benévolo en demasía. Sin embargo, Daniel tenía la sensación de que, ese día en particular, la atención que había recibido por parte del rubio había sido anormal, y tal parecía que no era el único que lo habia notado.

Todo comenzó cuando Jay le ayudó a descender de la motocicleta, bien, ese gesto podía pasarlo por alto, tan solo era una ayuda; cobraba más sentido por su inexperiencia para con ese tipo de vehículos, seguramente el otro le tenía consideración para que no se lastimara.

Pero todo se volvía más difícil de explicar conforme las horas de clases transcurrían. Zoe, quien normalmente abrazaba su brazo, fue incapaz de hacerlo por una contaste insistencia de Jay; Zack le susurró si acaso Jay era una especie de felino, pues parecía apegarse a él como cuando los gatos no quieren dejar ir a sus dueños; incluso Vasco, quien normalmente no comprende ciertas cosas ni las nota, desistió en obsequiarle una leche chocolatada porque Jay quería el privilegio de darle una (aunque terminó dándole dos).

Daniel conectaba este tipo de actitud con el miedo que Jay pudiese albergar sobre graduarse y separarse de sus amistades, lo comprendía porque se sentía igual, pero no tenía mucho sentido considerando que el rubio tan solo era más considerado con él y no con otros. De pronto, el recuerdo sobre las atrevidas palabras del detective Hong le dieron vueltas en la cabeza.

¿Podría estar relacionado?

Antes de que pudiese meditar más al respecto, alguien llamó a la puerta. Vio la hora y se preocupó, se suponía que su madre debía haber llegado hacía 20 minutos, ¿por qué estaba retrasada?

Al abrir, efectivamente ella estaba ahí, pero no estaba sola.

—¡Tú! —exclamó Daniel, sonriendo con emoción al ver a esa chica al lado de su madre, pero después un poco desconcertado por su presencia, ¿qué hacía ahí?

—Oh, ¿se conocen? —con una gran sonrisa preguntó la señora Park, conforme entraba e invitaba a su acompañante a ingresar también. No creía que esos dos fuesen conocidos, puesto que la chica llevaba puesto un uniforme distinto al de su Daniel, este tenía una chaqueta oscura y una corbata azul marino a juego con una falda de cuadros.

La chica pelinegra aceptó amablemente, era la primera vez que entraba en la casa de su vecino. Aún venía de camino a casa desde el colegio cuando se encontró con esa carismática señora que parecía perdida, entonces resultó ser la madre de su amigo.

—¡Si! Nos conocimos... —comenzó a relatar la fémina, pero se detuvo al reconocer que decir "nos conocimos en una fiesta de drogas en el club" no sería buena idea—. C-Cuando tenía un trabajo de medio tiempo en una tienda de pollo frito —mencionó a tiempo, era cierto que esa fue la primera vez que se vieron.

—Más importante...—intervinó Daniel al notar ese leve nerviosismo en la otra—, ¿ustedes como se encontraron? Mamá, no me digas que te perdiste, ¡debiste haberme llamado!

—Tenía tiempo desde la última vez que vine, solo me confundí de calle —explicaba la mujer, restándole importancia al asunto. En el fondo, Daniel detestaba eso, muchas veces su madre se despreciaba y minimizaba sus problemas, cuando lo cierto es que ella merecía mejor reconocimiento—. Pero, por suerte, me encontré con esta amable señorita —agregó con una gran sonrisa, una rebosante en ilusión.

El "te amo" sin confesar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora