El "te amo" sin confesar.

CAPÍTULO 13: Degradación.

Maldijo, no pudo evitar maldecir cuando el aparcamiento se había convertido en toda una pesadilla ¡incluso cuando había llegado lo suficientemente temprano! Era un trato deplorable, jamás en su vida había pasado por semejante humillación, pero ¿qué podía esperar de una escuela de tan baja categoría? ya era demasiado el que su lujoso vehículo se pasease por su estacionamiento, y encima tenían la osadía de no reservarle un lugar exclusivo. Apenas bien pudo estacionar, el escándalo proveniente de los púberes le aturdió, mas Kitae Hong solo pudo tragar su propia resignación y recordarse a sí mismo el porqué estaba en tan pésimo instituto en primer lugar: sus hermanos menores.

Está bien, lo admitía, se los debía. A ambos. Habían hecho un buen trabajo, por mencionar un elogio, especialmente Jay cumplió las condiciones del contrato, o al menos hizo lo mejor que pudo para cumplirlas, puesto que quizá al final no mantuvo por completo un perfil bajo, o lo que le hubo indicado en su momento: "una vida tranquila", pero tampoco fue para tanto, no cuando a su padre pareció complacerle el hecho de que finalmente fuese menos... menos él mismo, menos Jay por decirlo de alguna forma. Atendió negocios menores y no faltó a las juntas y reuniones aburridas e improductivas, mismas que el propio Kitae despreciaba y, excusándose en educar a su hermano menor, se las relegaba. Incluso sus notas académicas fueron las mejores, ciertamente le desconcertó el hecho de que se inclinase por la carrera médica cuando siempre supuso que ingresaría, tal como él, a la escuela de negocios, pero no era más su problema siempre y cuando continuase asistiéndole de vez en cuando. Precisamente eso era lo que le interesaba de él: pese a todo era fiel a las responsabilidades familiares, era obediente como un perro, si le decía "saluda" entonces Jay no dudaría en inclinar la cabeza.

Quizás fue un poco estricto con él, especialmente cuando apoyó la postura de su padre de apartarlo -hasta cierto punto y durante un periodo de tiempo dictaminado- de todo el círculo social familiar y no, no lo hizo con afán de menospreciarlo, todo lo contrario: lo instruía en la formalidad de la industria. Se podría decir que Kitae le demostraba su afecto de una manera inusual, así como en ocasiones también le dio a conocer su antipatía por sus errores y comportamientos equívocos que no solo afectaron su imagen personal, también el de toda la famlia Hong. Por lo tanto, todo cuanto había hecho por Jay fue por su propio bien y el de todos, claro que ahora las cosas habían mejorado (en cada aspecto que pudiese interesarle), por lo que como hermano mayor y primogénito se veía en la obligación (en todo caso, responsabilidad) de ser él, el propio Kitae, quien diese la bienvenida a Jay nuevamente dentro de las puertas del conglomerado Hong.

Por ello estaba ahí, desprestigiando su afama y pulcra imagen con el mero acto de pisar ese sucio suelo con calzado tan valioso, ni siquiera podía comprender cómo sus dos hermanos menores eran capaces de hacerlo con tanta facilidad todos los días. Sacó su celular del bolsillo y lo desplegó cuatro veces, tecleó rápidamente un aviso de su llegada y lo envió al chat de Joy, misma que tardó cinco minutos en contestar solo para decirle que estaba ocupada. Kitae frunció el ceño, tenía dos opciones: contactar a Jay o aventurarse por sí mismo entre aquella comunidad estudiantil que no podía agradarle.

Obviamente eligió la segunda opción y ni bien pasaron diez minutos comenzó a arrepentirse. No había estilo ni orden que apreciar, ¿eran estudiantes o criminales? muchos tatuajes por aquí y por allá, no llevaban el uniforme como correspondía y los tintes de cabello abundaban, sobre esto último no podía quejarse demasiado al recordar que su propio hermano era un teñido. ¿A dónde se suponía que debía de ir? aceptó que lo más sensato era pedir indicaciones pero... ¿a quién? ¿quién se veía mínimamente decente?

Entonces escuchó a algunos alumnos murmurar cerca suyo, con una emoción evidente:

—¡Es la streamer Arin! ¿qué hace aquí?