•18: Teléfono y escritorio•

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Una respuesta, no pedía más que eso.

Una respuesta para el por qué había un pelinegro alto y guapo en su habitación diciendo que cuidaría de él.

Y nadie se la dió.

Estaba completamente seguro de que nunca en su vida lo había visto.

Claramente, Mark, amablemente le dejó muy claro las indicaciones que tenía que tener con YoungJae.

Cosas como no sobre reforzarlo a muchas cosas principalmente mentales y físicas, y sólo cuidar muy bien de él.

YoungJae estaba sentado en su cama frente al pelinegro, con sus brazos cruzados y su ceño fruncido.

¿Cómo es que sus amigos lo dejarían con un tipo al que él no conocía?

Por su lado, JaeBeom estaba más nervioso que nunca. La primera vez le fue tan sencillo, y ahora era tan complicado poder si quiera verlos a los ojos.

—Entonces...— suspiró YoungJae, dándole nuevamente la vista a JaeBeom de arriba hacia abajo—. ¿Tú eres JaeBeom?

El mayor asintió, sonrojado. No era nuevo que cada vez que YoungJae, únicamente, le llamara por su nombre, él sintiera su corazón correr.

—Yo... ¿quieres hacer algo? Digo, me dejaron cuidándote-

—Innecesariamente, puedo cuidarme solo, además, ni siquiera te conozco.

Aquello fue un golpe horriblemente bajo para el pelinegro, algo dentro de él se rompió, más no dejaría que aquello se apoderara de él en ese momento.

Ya tendría otro momento para llorar sin que nadie lo viera.

JaeBeom cerró sus ojos y suspiró—. Como digas, igual no voy a dejarte.

El menor rodó sus ojos, y se dirigió hasta su escritorio, en busca de su teléfono.

JaeBeom lo observó, sabiendo lo que estaba buscando, notando que no estaba en su escritorio, sino en la mesita de noche de BamBam, al lado de donde él se en encontraba.

El valor le subió hasta el último cabello en su cabeza, podría entretenerse un rato.

—¿Qué buscas?— preguntó tomando el teléfono cuidadosamente.

—No te importa— YoungJae levantaba cuadernos que estaban ahí, buscando. Se rindió al darse cuenta que no estaba, dándose la vuelta—. Mi teléfono, la funda es-

—¿Esta, de casualidad?— JaeBeom mostró el teléfono, levantándose de la cama, para acercarse hasta donde estaba el de mechas.

YoungJae asintió caminando hacia JaeBeom para tomar el objeto—. Dámelo.

El menor dejó de acercarse cuando vió que JaeBeom caminaba en dirección a él, con una sonrisa en sus labios, mostrando unas visibles arrugas.

—Detente— le dijo al ver que estaba cada vez más cerca, caminando él hacia atrás, chocando con el escritorio.

—¿No querías que te diera tu celular?— preguntó, incrédulo. Jae tragó grueso sin saber qué decir.

Im no se detendría hasta que estuviera lo suficientemente cerca de él.

YoungJae apoyaba su mano contra el escritorio, viendo directamente a los ojos a JaeBeom.

Su corazón comenzaba a ir más rápido con cada pequeño paso que daba el mayor, sintiendo sus manos sudar y su garganta cerrarse un poco, siéndole un poco difícil respirar.

—D-Dame mi teléfono— tartamudeó.

—No dije que te lo iba a dar— su sonrisa hizo a YoungJae temblar.

Cuando se detuvo, colocó una de sus manos en su bolsillo, guardando el teléfono ahi y otra en el mismo escritorio, acercándose más a su rostro.

La diferencia de estaturas jugaba a favor de los dos, JaeBeom podía percibir el olor a frutas que YoungJae emanaba, y sonrió ladino.

El menor tragó grueso nuevamente.

—Debes pedirlo correctamente, YoungJae— el mencionado se estremeció al escuchar la voz ronca de JaeBeom, y tan cerca de él.

No pudo decir nada, sólo observar, viendo que los ojos del mayor se desviaban de sus ojos a sus labios.

Y no supo cómo, o por qué, pero le gustaba.

Tener esa cercanía, porque incluso sentía la respiración del alto chocar con la de él, puesto a que estaba casi encima de él, al igual que también percibía el masculino olor de la colonia de JaeBeom.

Tampoco supo de dónde aparecieron unas ganas de besarlo ahí mismo, como si ya hubiera tenido un encuentro más cercano con él antes.

Pero no podía ser, apenas lo había visto.

—D-Dame mi teléfono... por favor— susurró lo último haciéndose chiquito ante JaeBeom.

JaeBeom sonrió complacido, sacando la mano de su bolsillo, donde había guardado el teléfono del chico anteriormente, dejándolo a un lado de él, haciendo más cercanía, apenas rosando la comisura de sus labios.

JaeBeom se separó y caminó hasta la silla del escritorio de BamBam, con una sonrisa en su boca.

YoungJae apenas se libró, corrió al baño, encerrándose y pudiendo soltar aquel aire que había estado reteniendo.

Toda aquella amargura y odio que tenía por haber quedado al cuido de ese chico, se habían ido, se había esfumado.

Ahora predominaba los diferentes colores de rojo en su cara y su respiración agitada, acompañado de los miles de pensamientos que pasaban como película en su cabeza.

¿Qué demonios había pasado y por qué le había gustado?

¿Qué demonios había pasado y por qué le había gustado?

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𖤜 Amnesia | ²ʲᵃᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora