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Día lunes, otra vez

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Día lunes, otra vez. Sunbin no había asistido a la cafetería desde el martes, así que Seungmin se vio en la obligación de imitarla y no pasar a comprar su café de todos los días, pues quien estaba atendiendo era la misma chica de la primera vez que vino.

Pero hoy, tanto Sunbin como Seungmin, habían regresado.

Esta mañana, Seungmin viene acompañado de Changbin y Jisung. Aunque, según sus propias palabras, ellos dos solamente le han seguido.

—¿Aquí es donde gastas todo tu dinero, Seungminnie? —le pregunta Jisung. Seungmin frunce el ceño, sintiendo que ha oído algo similar en el pasado.

—No.

Buff... Está un poco helado, ¿no? —bromea Changbin, fingiendo estar congelándose luego de la respuesta tan fría que el menor de ellos le ha proporcionado. Jisung lo imita con la única finalidad de molestarlo.

Seungmin simplemente rueda sus ojos, sin dejar de sonreír. Empuja la puerta de la cafetería e invita a sus amigos a pasar primero.

Apenas reconoce a Sunbin trabajando detrás del mostrador su corazón se acelera y su sonrisa se triplica. Pero se ve en la obligación de cambiar su expresión facial en cuanto recuerda que no ha venido solo. No puede permitir que sus amigos descubran que en los últimos días ha empezado a sentir cosas por aquella barista, pues no harían más que burlarse de él para luego darle consejos amorosos.

Como si ellos fueran expertos en el amor. Piensa.

Yah, Kim Seungmin, ¿por qué no me escribiste? —el risueño regaño por parte de Sunbin lo ha tomado por sorpresa, aunque también a Jisung y Changbin.

—Perdón, perdón, lo olvidé —junta sus palmas tratando de pedirle disculpas, entre pequeñas sonrisas. Ha atraído la atención de los pocos clientes que habían en el interior y eso le ha puesto un poco nervioso.

Por otro lado, Jisung y Changbin lucen intrigados, quieren entender por qué su amigo habla con esa bella chica con tanta confianza. No recuerdan que Seungmin les haya comentado acerca de ella. Además, esa vez en la que Changbin lo acompañó, no parecía haber un tipo de confianza entre ellos dos.

Finalmente se acercan al mesón donde les atenderá Sunbin.

—Latte de vainilla mediano y un rollo de canela —indica Sunbin, apuntando a Seungmin con su dedo índice, él asiente. Luego, desvía su dedo hacia Jisung, con la finalidad de tomar su orden.

—Yo quiero lo mismo, por favor —pide Jisung, agachando tímidamente su cabeza.

—Entonces... Dos lattes de vainilla medianos, dos rollos de canela y... —Sunbin cierra sus ojos para tratar de hacer memoria —¿Un americano? —le pregunta entonces al chico restante. Changbin asiente —¿Me podrían indicar sus nombres, por favor?

—Changbin y Jisung —responde el primer nombrado.

—Perfecto, los llamaré cuando esté listo —informa Sunbin, esbozando una sonrisa mediante la cual enseña sus blanquecinos dientes. Mientras tanto, Seungmin deja el dinero del total sobre el mesón —Ah, y Seungmin, ¿pudiste dormir bien anoche? El último mensaje lo enviaste a las dos.

Seungmin indica con sus dedos a sus amigos que se vayan a alguna mesa, y ellos, ante esto, le obedecen. Si Kim Seungmin, a quien nunca han visto tan nervioso por una chica, les estaba pidiendo disimuladamente que los dejaran solos, era porque iba realmente enserio.

—Bueno, ayer me quedé estudiando hasta tarde y no me di cuenta de la hora.

—Minnie, eso no es sano, debes dormir bien... —Sunbin hace un puchero, y debido a aquel gesto las mejillas de Seungmin estallan en miles de tonos rojizos. Adora que se preocupe por él.

—Te prometo que hoy me iré a dormir temprano —murmura. Sunbin, para asegurar la promesa, estira su dedo meñique por encima del mesón, y Seungmin, con timidez, lo estrecha con el suyo.

Solamente han entrelazado sus dedos, pero aquello fue un enorme paso para Seungmin. Tanto así que siente que su corazón va a explotar a causa de lo rápido que late.

Y luego de sellar su promesa, Seungmin se dirige a la mesa donde Changbin y Jisung le han estado mirando bastante curiosos. Están desesperados por saber qué está ocurriendo entre esa bella barista y él. Pero no dice nada, porque Sunbin está demasiado cerca y teme que lo escuche. Así que les promete que confesará todo cuando regrese a casa después de sus clases.

Cinco minutos es lo que tardó esta vez en hacer entrega de sus pedidos, un tiempo sorprendente teniendo en cuenta que eran tres cafés, dos iguales y uno diferente.

Seungmin, Jisung y Changbin abandonan la cafetería tras tomar sus cafés y sus acompañamientos.

Oh, esto está muy bueno —dice Jisung, sorprendido luego de probar su latte.

Pero para Seungmin no es una novedad. Después de todo, aquella cafetería tiene a la mejor barista del mundo.

 Después de todo, aquella cafetería tiene a la mejor barista del mundo

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coffee • kim seungminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora