Capitulo 2

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Rhodes suspiró frustrado mientras se dejaba caer sobre el sillón, mirando como su pequeño amigo que se paseaba con interés por toda la sala, admirando todo a su alrededor, con ese pequeño escaner analítico que siempre parecía tener pegado a los ojos.

—Me gusta—declaró firme él infante—. ¿Tienen algún libro de física molecular?

—ah... Sí, debe de haber uno de esos en alguna parte—murmuró Barton desconcertado por la petición del niño, cuestionándose internamente porqué Tony no podía ser más normal—¿No quieres alguna otra cosa aparte de eso?

—No—negó de forma contundente—. Mi papá dijo que debo estudiar más la física molecular, ya que aún estoy aprendido los conceptos básicos.

—yo nunca entendí la diferencia de la física normal y esa—murmuró él arquero hacía su amiga pelirroja que sonrió divertida por los comentarios de su amigo.

—Pero... Pueden darme algún juguete del capitán américa—agregó al darse cuenta de las miradas confundidas que había desatado en todos los presentes; sin embargo, su más reciente petición tuvo el mismo efecto el grupo, ya que todos  se miraron desconcertados, a excepción de Rhodey quién sólo sonrió con nostalgia—. Ya tengo muchos, pero aún así me faltan algunos para terminar mi colección.

—No tenemos juguetes del capitán américa.

—¿Y mi colección?—Rhodes se rió entre dientes por la mueca que el niño había puesto.

—Créeme, en unos años más tú preciada colección desaparecería gracias a un concierto de rock—recordó entre risas, mientras él niño lo miraba horrorizado, cómo si le hubiera revelado la peor tragedia de la humanidad.

—Tú eres Rhodey del futuro, ¿verdad?—él moreno afirmó sonriente al ver que el niño lo había reconocido de inmediato—. ¿Qué te pasó en las piernas Rhodey? ¿Un accidente de guerra?

—Digamos que sí.

—¿Quién te hizo la prótesis?—preguntó curioso acercándose más hacía él.

—Tú la hiciste—respondió—. O más bien dicho, tú yo del futuro.

—Soy muy genial, ¿cierto?—su mejor amigo miró con ternura al niño que se pavoneaba de sus propios conocimientos, y afirmó—. ¿Cuál es tu puesto en el ejército?

—Coronel—Edward sonrió con orgullo y se acercó a él, pegando más su peluche a su pecho.

—Oye... ¿Y quiénes son los demás?

—Ah—suspiró con pesadez, pensando en que podría responderle al chico y explicarle como era el equipo con el que trabajaba—. Él señor que está aquí, es él doctor Stephen Strange, es un gran amigo tuyo.

—Hola—saludo él pequeño mirándolo con interés—. ¿Qué estudiaste?

—Neurología, pero ya no puedo ejercer.

—¿Por qué?—cuestionó él niño.

—Tuve un accidente que me lo hace imposible.

—¿y yo te caigo muy bien o poquito bien?

—Te soporto, y eso para mí ya es mucho decir—él menor lo miró y se encogió de hombros, mientras comenzaba a preguntarle a Rhodey por cada uno de los que estaban presentes; sin embargo, cuando llegó el turno del capitán américa, los ojos del menor se iluminaron con ilusión y admiración, y de inmediato comenzó a cuestionarle todo, llegando a parecer un reportero profesional.

Todos parecían sorprendidos y enternecidos por aquel detalle, incluso Strange, quién no pudo evitar sentir una punzada en el fondo de su pecho al ver como el pequeño Tony parecía más interesado en el capitán que en él.
Debía admitir que le dolió un poco ver aquello, pero simplemente se reprendió a sí mismo por su estúpido comportamiento. Diciéndose internamente que era normal el actuar del niño tomando en cuenta que Steve fue su héroe de la infancia; y tomando en cuenta que él mismo Tony de su época, le había comentado que su padre siempre siento un gran respeto y orgullo por el capitán américa, lo que por consiguiente lo llevó a él a volverse un gran fanatico de los relatos de sus padre donde aparecía este héroe. Simplemente era eso, era un niño pequeño conociendo a su más grande héroe.

¡¿Tres Tony?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora