Capítulo 9

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La mañana llegó y después de cambiar a los chicos con la ropa con la que habían llegado, todos, incluido Strange, fueron al taller, donde Tony los esperaba con la máquina ya lista y con esa sonrisa triunfal que les aseguraba que todo estaba más que bien.

—Bueno, al parecer, soy más genial de lo que esperaba y la máquina quedó lista antes de lo pensado, claro—comentó—, me robó mis preciadas horas de sueño, pero no es nada que no se puede solucionar después.

—¿entonces ya quedó lista?—él mayor afirmó.

—les compré unas ropas de la épocas, así que póngansela y vayamos a dejar a los chiquillos para terminar así con este martirio—anunció—. Así que muevanse.

Todos suspiraron y se encaminaron al sitio que él hombre les señalaba, tomando la ropa de la mesa que traía sus nombres y que sin duda a Steve, le trajeron buenos recuerdos de sus tiempos.

Las dos versiones pequeñas de Tony, fueron las primeras en salir, junto con el mayor, que a su vez ayudó al niño a terminar de vestirse, aunque este presumió que él lo hizo solo, haciendo molestar un poco al mayor que rodó los ojos fastidiado y continuó terminando de arreglarse para esperar al resto, que poco a poco fueron saliendo. Empezando por Natasha y terminando por Strange, que se ganó una mirada burlesca por parte del veinteañero que le sonrió coqueto antes de darse la vuelta.

—Bueno, supongo que ya podemos irnos, ¿no?

—Así es—afirmó Edward un tanto aturdido e incómodo al ver lo bien que le quedaba el traje que había escogido para Strange y que estaba llamando demasiado su curiosidad para mal.

—¡Vamos a ver a Jarvis!—gritó él infante corriendo a la maquina, donde Tony lo tomó del brazo.

—Haber niño, con cuidado—le reclamó—. Necesitó que no te muevas tanto y te comportes, ¿entendido?

Él niño lo miró y se cruzó de brazos, fingiendo no saber nada y queriendo volver irse, pero al ver la insistencia del mayor, prometido comportarse, pero claro que se le olvidaría en cuestión de segundos.

—bien—murmuró Tony encendiendo la máquina—. Vayan todos allá, ahora llegó yo y nos iremos.

Los vengadores se acomodaron, él niño al lado de Stephen y de Peter, mientras que quiso que atrás de él estuviera Bruce y Tony, mientras que el resto sólo se acoplo a lo que él niño ordenó, observando como después, su versión adulta, corrió hacía la máquina, haciendo que un abrir y cerrar de ojos aparecieran en un casa abandonada.

—llegamos—anunció él mayor saliendo de la máquina, mirando al resto que lo observaban con desconfianza y extrañes.

Todos salieron de la máquina y comenzaron a seguir a Tony, quién antes de salir miró a Stephen, acercándose a él para susurrarle unas cuantas cosas que los demás no podían oír.

—entiendo—murmuró un tanto desanimado, pero sabiendo perfectamente que todo eso era más que necesario—. Esta bien, llévame a uno de los cuartos de acá y lo hacemos.

—saben que hay niños, ¿verdad?—comentó él joven burlón, a lo que Anthony sólo rodó los ojos acercándose a su versión pequeña.

—niño, debemos de hacer algo antes de llevarte con Jarvis—le dijo al niño—. Así que despídete de los demás, porque Strange y yo te llevaremos.

—Adiós—se despidió mirándolos—. Peter, Bruce muchas gracias por todo, ustedes fueron muy amables y buenos conmigo, le diré a mi versión grande que les de muchas donas como compensación.

—No es necesario—intervino Peter.

—Claro que lo es—replicó él niño—. Stephen, tú también eres muy genial, gracias por cuidarme y prestarme tu libro.

¡¿Tres Tony?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora