Capítulo 10

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La semanas pasaron y Stephen jamás se apareció de nuevo por el complejo, desconcertado al ingeniero, que entendió todo al ver las grabaciones y escuchar esas palabras provenir de los labios gélidos y serios del doctor, a quién realmente se le notaba sus sentimientos por Tony, haciendo sentir como un estúpido.

Era claro que él doctor lo amaba y el amaba al doctor; sin embargo, por más que intentaba llamarle, este no respondía, simplemente lo ignoraba. Lo cuál causó un dolor en el pecho del ingeniero, que entendió después de varios minutos el porqué de la indiferencia de Stephen, recordando cómo cuando su versión joven expuso a Strange, y él no respondió nada. Ahora entiende que lo más seguro es que su amado malinterpretara su acción.

Tony se maldijo mientras se golpeaba la frente y se recargaba sobre la mesa, pensando en que podría hacer para resolver ese malentendido que le impedía ser feliz junto al hombre al que amaba.

—¿Señor Stark?—preguntó Peter entrando al taller, mirando con inquietud a su mentor.

—¿Qué sucede niño?—preguntó sin muchos ánimos—. ¿Necesitas algo?

—¿Le sucede algo?—cuestionó acercándose a él con timidez—. ¿Está triste por qué no ha venido el señor Strange?

—sí—respondió con honestidad—. No ha respondido mis mensajes, él idiota me está ignorando.

—¿Por qué?

—Debe creer que no lo quiero—murmuró frustrado—. Debe haber malinterpretado todo.

—Quizás el señor Strange debe estar ocupado—ánimo él joven, pero él mayor simplemente negó, haciendo sentir más triste al chico, que agachó la cabeza pensativo, cuestionándose así mismo en que podía servir además de ser un mediocre e inestable apoyo emocional para su mentor.

Después de varios segundos se dio cuenta de que sí podía ser de ayuda para su mentor. Por su mente voló una feroz idea que de inmediato cazó antes de que se perdiera entre sus ajetreados pensamientos, levantándose de la silla.

—Debo hacer algo señor Stark—comentó Parker—. Sabe, consideró que debería salir un rato a la terraza, quizás el aire le ayude a sentirse mejor y pensar con más claridad.

—Tienes razón—aceptó—. Si sigo aquí, voy a seguirme deprimiendo.

Él joven afirmó y salió del taller acompañado de su mentor; sin embargo, él joven se fue con rumbo a su habitación, sacando su celular en el trayecto mientras que buscaba el contacto del doctor Strange, dispuesto a llamarlo.

"Bueno", Peter se sobresaltó al escuchar la voz del hechicero, pero rápidamente tomó aire y se preparó para hacer su mejor actuación, aquella que de ser vista por una gran audiencia le sería valedora de todos los Óscares de toda una entrega.

—¡Señor Strange!—gritó alterado y fingiendo estar corriendo—. ¡Él señor Stark está teniendo un ataque de pánico, no puede respirar, su pulso está mal y sigue empeorando! ¡Estaba recordando algo de su niñez y se puso mal! ¡Yo no estoy en la torre y no creo poder llegar a tiempo, por favor vaya a la terraza y ayúdelo! ¡Se lo suplico!

Para coronar todo, sollozó un poco y volvió a repetir la última parte. Cuando el  "Voy en camino" sonó antes de colgar, supo que había ganado esta batalla. 

Saltó por toda su habitación alegre y se escondió en esta mientras le pedía a la IA de su mentor que vinculará la cámara más cercana a la terraza para así poder ver todo lo que había logrado con una piadosa mentira.

El aire golpeaba el cabello de castaño del ingeniero, quién suspiraba mientras se aferraba al cristal que le impedía caer al abismo, mirando a su alrededor, disfrutando del paisaje a la par que sus pensamientos le nublaban el juicio, provocándole que pronto el dolor de cabeza comenzará a perforar su cabeza, sacándole un sordo suspiró que de inmediato fue escuchado por alguien que pasaba por ahí y que dudaba seriamente si hablar con él genio. Sin embargo, él sujeto rubio, no pudo terminar de decidir, ya que una grande e imponente capa roja pasó frente a él, volando con rapidez, dirigiéndose hacía Tony.

¡¿Tres Tony?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora