DESASTRE Y CONFRONTACION 3

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No lo imagino en un inicio, pero se habia vuelto habitual la compañia de Julian en la mansion de los Kido, unas veces era cuestion de negocios pero en su mayoria eran visitas informales, Shun sin duda lo agradecia, ahora la mansion ya no se sentia tan sola, Tatsumi paseando por la mansion mientras Julian y él leian libros juntos o le enseñaba a usar la nueva tecnologia, definitivamente se un caballero al servicio de Atena los alejo años luz del simple manejo de una computadora.

En una de sus visitas Julian le llevo como obsequio un pequeño telefono celular, era lo mas nuevo en tecnologia, podia enviar mensajes, recibir llamadas, tomar fotos ¡Y hata podia escuchar radio! era una novedad, Shun se reuso a aceptarlo al comienzo, sin embargo la insistencia de Julian y esa sonrisa que podia cautivar a cualquiera, no pudo decir que no.

Esto te ayudara con los negocios cuando no estes cerca de casa... ademas ahora podemos estar mas cerca... -Shun no pudo manejar aquello, tal vez fue ilusion suya pero podia jurar que aquello habia sonado  algo distinto, su corazon se acelero, la ideas sonrosaron sus mejillas causando una sonrisa nerviosa y aquello en conjunto hizo que el joven Julian le sonriera con ternura.

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Tal vez estaba mal, pero, aunque saori era hermosa y habian sido amigos desde hace años, parecia que su "enamoramiento" hubiera sido nada mas que la ilusion producida por un sueño que se desvanece por la mañana, pero aquel joven era diferente, él hacia que todo se viera distinto, lo llenaba de bruma que le impedia ver a otra persona que no fuera el, su mirar lo llenaba de ternura, sus cabellos le invitaban a acariciarlos a cada oportunidad, su voz lo embelezaba como se relataba lo hacian las sirenas con su canto y su forma de ser tan pura como si no fuera una persona, como si fuera un angel, libre de cualquier maldad o culpa, que podia mancharse solo con rozar su piel, Julian se habia enamorado de aquel joven dulce que vivia en la mansion Kido, pero sentia que aquello estaba mal, como si no mereciera aquel amor tan inocente que profesaba internamente al joven de cabellos esmeraldas.

Cuando regreso a su hogar, Sorrento ya le esperaba con los papeles de los reparativos de la fiesta que oficiaria su familia, ya que era una reunion donde todos los invitados eran de importancia y renonbre todo debia estar perfecto para ese dia, sin embargo la mente de Julian se encontraba en otro lugar, especificamente en el joven peliverde que habia visitado tan solo minutos antes, tal vez era apresurado y que decir de lo arriesgado, pero aquella fiesta seria una buena oportunidad de cautivar a aquel chico de hermosos cabellos y tierno mirar, Sorrento seguia hablando pensando que su señor le prestaba atencion, mientras el pensaba en la forma que iria vestido, tenia que ser algo formal y atractivo a la vez, lo llevaria a un lugar privado y entonces le diria todo lo que siente, esperando el mejor resultado.

Sorrento guardo silencio cuando llegaron al estudio de Julian, quien al no prestar atencion termino pidiendole los papeles a su mayordomo, sabia lo que Sorrento haria si descubria que no atendio ni una sola de us palabras, por lo que fingio muy bien estar al tanto de todo, aunque en el fondo solo pudiera repasar su plan de conquista.

Se habia ensimismado tanto en su plan, que dio un respingo de sorpresa al sentir la ligera vibracion del telefono celular en el bolsillo de su pantalon, al ver quien enviaba el mensaje, sus ojos se iluminaron y su sonrisa brillo con alegria, no esperaba tan pronto un mensaje de Shun y aunque fueran solo unas cuantas palabras, le hicieron feliz.

                                                                        Al fin logre enviar un SMS
                                                       Espero no interrumpir, buenas noches Julian

No había notado lo rápido que anocheció, sonrió y titubeando un poco envió su respuesta.

                                                                       Eso es fantástico Shun
                                                 No lo hace, gracias a usted ahora dormiré feliz.

Julian no lo supo, pero el joven chico de cabellos esmeraldas no pudo conciliar el sueño esa noche, pues una sensación cálida en su corazón le impidió dormir.

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