Su sonrisa

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— S-Sebastián .— llama tembloroso. 

La desnuda espalda de su esposo recibe unos pequeños toques. 

Este voltea y recibe en su pecho el rostro del chileno. Que se acurrucaba más y más.


 — Pará, pará. Decime que pasa, amor. ¿Habés tenido otra pesadilla? .— inquiere preocupado mientras se colocaba los lentes. 

Manuel meditabundo balbucea un "Sí"

— ¿Puedo saber de que se trata? 

— Sebastián... 

— ¿Si? . 

— He vuelto a recordar cosas. El pasado .. 

— Ta ta, y ¿qué habés recordado?. La psicóloga me dijo que es natural. Pasaste por mucho, amor. Contáme que recordaste. Podría ayudarte. — habla suave mientras se acomoda para poder sostener el liviano peso del castaño.


 — No, no es nada malo. Sólo me he puesto a analizar las cosas después de despertar. Y creo que ya sé porqué jamás pude aceptar una separación. 


— ¿Te referís a cuando peleamos y yo me fui ?, ¿Enfermaste por eso, mi vida?, ¿Habés soñado con eso otra vez?. 

— Sí, y es incómodo recordarlo pero tengo una teoría. 

— ¿Cuál si puedo saber? 

 — Te amo .— le dice con tonos tristes.

 A Sebastián no le gusta escuchar su voz quebrarse, así que le da un beso en su mejilla.

Manuel deja que una lágrima corra y se aferra a seguir continuando con sus palabras. 

— Desde que te conocí yo me sentía raro. Y no, no era por tus brillos. Fue algo más .. Espiritual. 


— Espiritual... Tá, yo sentí algo similar cuando tomaba tu mano.. 


— Era como si me hablaras sin mover los labios. Era maravilloso, tanto a sí que se me nubló la mente y te dejé continuar. 


— Yo ni siquiera razoné y entrelacé los dedos para la segunda vez. Sólo sentí que lo necesitabas. — comenta sonrojado por la pena. 


— Yo me sentí demasiado bien. Y ese día me viste muy mal, lloré hasta que viniste con esa bandeja y me obligaste a comer técnicamente. 


— Bo, eso se oye feo. Yo en verdad me preocupé por vos y eso que no habíamos hablado tanto. Conversábamos lo necesario. — comenta entre risas. El castaño también sonríe nostálgico de volver a revivir esos inolvidables momentos. 


 — Yo.. Pude fingir que dormía, pude haberte ignorado y jamás abrir esa puerta. Pero algo me impulsó, necesitaba darte una oportunidad y ni siquiera te conocía tan bien como para darte acceso a que me vieras en ese feo estado, sentí que contigo podía estar a salvo. 


— He escuchado de esa atracción. ¿Estas diciendo que yo ya estaba predestinado?. — se acomoda los lentes incrédulo.


— Es la respuesta más lógica a todo el mar de emociones que sentía al mirarte. 


— Bárbaro, me dejás sin palabras, Manu. S-siempre creí que de todas las personas en un millón sólo habrían muy pocas con esa virtud y suerte de encontrar a su predestinado. 


— Eso explica porqué mi olor comenzó a hacerse notable. 


— Creí que en ese tiempo tomabas los supresores. 

Traición y Miseria º|UruChi|º OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora