Capitulo 34 - El poder de Charlie

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- ¡OCTAVIA!

Una voz masculina ensordecedora interrumpió de un zarpazo a Devilon y a Octavia. Haciendo que por poco este primero perdiera el equilibrio de donde se encontraba subido.

La gente que los miraba también se sobresaltó. No se esperaban tan repentina sorpresa.

La joven, sabiendo que aquella voz familiar provenía de detrás de ella, comenzó a darse la vuelta lentamente.

Stolas estaba frente a ella. Con los brazos cruzados. Envuelto en su capa rojiza de príncipe y observando a su hija con los ojos encendidos de rabia.

Esta tragó saliva. Era la primera vez que lo veía con esa actitud. Le recordó un poco a su madre. Y el pensar en eso, le dio algo de miedo.

- Pa... ¿Papá? - murmuró. Poniendo cara de incrédula - Que... ¿Qué haces tú aquí?

- ¿¡Que qué hago yo aquí!? - exclamó.

Se dirigió a grandes pasos hacia el balcón. Y nada más llegar, señaló con el dedo índice al petrificado Devilon. Y chilló con una ira que daba escalofríos:

- ¿¡Qué hace este come chirlas en mi casa!?

El chico por poco estuvo de contestarte para dar una explicación a lo que pasaba. Pero Octavia acudió a socorrerle.

- Papá, escucha... - lo agarró por los hombros - Es sólo un amigo... Estaba dedicándome una canción por lo mucho que me echaba de menos y... Bueno... - se ruborizó. Detalle que a Stolas dejó a cuadros - Yo...

- ¡Tú no necesitas a nadie para ser feliz, Vía...! - le reprochó este
Con algo de preocupación - ¡Y menos con un plebeyo como lo es este idiota!

- Pero... - le era imposible enfrentarse a él. No tenía el mismo valor que con su madre debido a que lo quería mucho y no deseaba bajo ningún concepto defraudarle o faltarle al respeto - Papá...

- ¡Vete inmediatamente a tu cuarto! - le ordenó frustrado. Siendo incapaz de mirarle a la cara y escucharla - ¡Ya hablaremos de ésto más tarde...!

Al principio, ella quiso negarle sus mandamientos. Elevar la voz. Decirle que amaba a Devilon y que nada en la vida le hacía más feliz que estar a su lado. Pero fue una cobarde. Y en vez de enfrentarse a él, agachó la cabeza. Echándose a llorar. Y marchó a sus aposentos. Haciendo caso a su amado padre antes que lo que le pedía su subconsciente.

Acto seguido, Stolas se giró al nervioso Devilon. Quien no fue capaz de decir palabra ante la tensa situación. Y señalándole con la garra, tocándole la nariz, con los ojos encendidos de la ira, le gruñó fríamente:

- Y tú... - frunce el ceño - Más te vale no acercarte más a mi hija... - su plumaje se eriza - O me veré obligado a acabar contigo... ¿Capichi?

El joven le lanzó una mirada de tremendo odio al furioso búho. Con ganas de avalanzarse sobre su cuello y ahogarlo. De hecho, se le rondó por la cabeza el gritarle y exigirle que no era una mala influencia para Octavia. Que los dos se querían y que él (o sea, Stolas), no era la persona que tenía que hacerla feliz durante el resto de su vida.

Sin embargo, un trágico giro de los acontecimientos evitó que se enfrentara a él.

Apenas Stolas le acababa de exigir a Devilon que se largara lo antes posible, cuando la torre humana que lo sostenía se derrumbó de un zarpazo.

Moxie fue el primero en perder el equilibrio. Sus piernas no le contestaban. Y aparte de eso, una fuerza extraña le había golpeado en los pies. Haciendo entonces que se tropezara. Causando que los demás que trataba de mantenerse en pie se precipitaran al vacío.

The princess of hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora