Capitulo 4 - Los plebeyos

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La mañana llegó al hogar. Todos los huéspedes del hotel se despertaron un tanto tarde. Como de costumbre. Y se reunieron en el comedor. Donde empezaron a servirse la comida con desgana y movimientos lentos debido al sueño.

Millie y Moxie parecían los más espabilados. No hacían más que hablar felizmente sobre lo bien que lo pasaron anoche y lo bien que sabía la carne de cerdo que se estaban desayunando.

Laila también parecía estar muy activa. Y de buen humor. No dejaba de sonreír a todo el mundo tímidamente. Y estaba disfrutando con alegría su desayuno. El cual consistía en unas tostadas y una taza de té que le había servido Nifty.

Angel Dust, el cual acababa de llegar, iba en albornoz (se habría dado una ducha antes de bajar), chupando un polo helado con satisfacción. Y tras ver a los dos tortolitos comiendo en plan parejita ideal, les soltó:

- Oye... Anoche hicisteis mucho ruido...

Tras sus palabras, Moxie se le encaró diciéndole:

- ¡Mentira!

Y este le contestó:

- ¿Seguro? - entonces de su pecho sacó su móvil (a saber por qué lo tendría escondido ahí dentro), y le dio a un audio que tenía grabado. En él podían oírse los gemidos de placer de Millie y el sonido de la cama sacudiéndose.

Los dos enamorados no pudieron evitar sonrojarse. Y tanto Nifty como Husk escupieron el café que se estaban bebiendo tras escuchar aquellos sonidos.

- Ja... Y luego soy yo el que me invento las cosas... - y se volvió a guardar el celular entre sus pechos - Recordar que le comenté a Charlie el problema que tengo con mi habitación... ¡Se escucha todo lo que ocurre en este apestoso hotel!

Y se sentó en la mesa al lado de Husk. Apartándose un poco del resto. Sin dejar de darle lametones a su helado alargado con sabor a fresa.

- Arf... Maldito maricón... - gruñó Moxie. Muy molesto por que el muy granuja los hubiera grabado haciendo el amor. A punto de avalanzarse sobre su cuello.

Pero Millie logró tranquilizarlo. Susurrándole:

- Tranquilo, cariño... No vale la pena...

Justo en ese momento, Vaggie y Charlie entraron al comedor. Ambas tenían caras de no haber dormido bien. Pero la que parecía la más derrotada de las dos era la última. Tenía unas exageradas ojeras. Y se tambaleaba como un zombie.

- Caramba. Chicas... - dijo Nifty. Sorprendida por los rostros que traían las pobres - Estáis horribles...

- Vaya... Y tanto... - añadió Husk. También llevándose la misma expresión que su amiga.

- A callar... - les gruñó Vaggie - No es momento para hacer comentarios estúpidos...

Charlie no dijo nada. Desde lo sucedido anoche con esos dos muchachos que aparecieron de repente en el jardín del hotel no hacía más que darle vueltas a esa melodía que le cantó uno de ellos. La cual la recordaba como si la hubiera escuchado hace ya mucho tiempo. Y esa imagen que le llegó a la mente... La de la mujer con los dos niños... ¿Qué significaría? Pero si no conocía a esas personas de nada. ¿Por qué se encontraban presentes en sus recuerdos? ¿Sería de cuando nació? Era imposible. Si sus padres fueron los únicos que se encargaron de cuidarla. Fueron los que la vieron crecer. ¿Qué pintaban esa familia en su vida?

Estaba tan metida en esos pensamientos que no estaba escuchando a Angel Dust. Quien estaba tratando de hablar con ella. Y viendo que no le hacía ni caso, se puso a chasquear los dedos delante de sus ojos. Haber si así se espabilaba.

The princess of hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora