Capitulo 39 - Azazel Magne

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Un carruaje volador, tirado por dos caballos llameantes, aterrizó con elegancia en el jardín del palacio. Sin que nadie esperara su llegada. Exceptuando a Lucifer. El cual, tras verlo desde el balcón de su dormitorio, se le formó una amplia sonrisa en la cara.

- Ya está aquí... - murmuró con entusiasmo.

Corrió escaleras abajo en dirección a la salida. Apartando de su camino a un par de esclavas que le cortaron el paso. Una de ellas, quien llevaba un jarrón en sus manos, terminó tropezando por el empujón de su amo y se cortó los dedos.

A pesar de eso, nadie, salvo su compañera, fue a socorrerla.

Cuando estaba cruzando el largo corredor, su esposa, con aire pasivo, lo esperaba en la puerta. No parecía mostrar la misma alegría que su marido.

- Alegra esa cara, dulzura... - le dijo Lucifer. Dándole una delicada caricia en la mejilla - Él ha vuelto... Después de tanto tiempo...

- Estoy en éxtasis... - le contestó con desgana. Repugnandole que esa persona que acababa de llegar los hubiera visitado.

El rey no lo sabía. Pero Lilith había hecho todo lo posible, durante los días después de su dichoso cumpleaños, por que a él no le llegaran noticias de la ciudad.

Cada vez que les llegaba un periódico nuevo, ella se deshacía de él lo más pronto que podía. O quemándolo en el fuego o rompiéndolo. Si alguno de sus siervos pretendía informar al rey, ella acudía en su lugar. Y si los overlords pretendían hablar con él... Bueno. Esa situación aún no había sucedido. Pero si ocurría, haría lo imposible por echarlos de palacio.

La causa de que quisiera silenciar a los medios era por los líos en los que se estaba metiendo Charlie con el tema de la redención.

Si algún día Lucifer llegaba a enterarse de la popularidad que estaba ganando, se enfurecería mucho. Y tal vez termine odiando a su hija. Hasta tal punto de desear su muerte.

Le angustiaba pensar en eso. Pero conocía muy bien a su marido. Y ahora Charlie estaba haciendo cosas que iban en contra de los valores y puntos de vista de los Magne. La antítesis que ellos detestaban.

Como Lilith amaba a su hija, por muy santurrona que fuera, pues por eso hacía todo lo necesario para mantener a Lucifer alejado de lo que se estaba cociendo en Hell City. Aunque sabía que eso no duraría mucho tiempo. Tarde o temprano lo descubriría.

Mientras pensaba para sus adentros en esas cosas, el pícaro rey de los demonios salió al jardín de palacio dando pequeños saltitos de alegría. Aparentando ser un niño grande.

Se paró frente al majestuoso carruaje. Arrastrado por hermosos corceles.

En él iba montado un niño de baja estatura. Quien aparentaba tener doce años.

Su piel era blanca. Y tenía en las mejillas unos llamativos y lindos olluelos rosados. Sus ojos eran achinados y verdes. Su cabello era rubio y liso. El cual iba sujeto por una coleta. Dándole un aire de chiquillo pijo.

Su metabolismo era bastante delgado. Pero no tanto como el de Alastor. Además, vestía un traje blanco de aspecto caro. Muy similar al de Lucifer.

El extraño personaje descendió del carro

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El extraño personaje descendió del carro. Mirando a su alrededor con gesto de superioridad.

Nada más bajar, se encontró cara a cara con el orgulloso rey. El cual, posandole sus manos sobre sus pequeños hombros, le dijo sonriendo:

- Me alegro de volver a verte... Hijo mío... Oh... - carraspeó un momento y corrigió su frase última - Azazel Magne... Heredero al trono...

El niño, mirando por unos instantes a Lilith, la cual le regaló una mirada vacía y sin sentimientos que hizo que este volviera de nuevo a la cara de Lucifer, dijo con bastante credulidad:

- Es un honor volver a verle, padre...

Apenas habían terminado de hablar, cuando una de las criadas se acercó al niño para ayudarle a retirarle la larga capa que llevaba colgada del traje.

Sin embargo, este, sorprendiendo a sus padres, le propinó a la mujer una bofetada tan fuerte que la mandó al otro lado del jardín. Matándola en el acto.

El resto del personal que estaba trabajando cerca de allí, se quedaron patidifusos tras ver lo fuerte que era ese mocoso.

Después de haber realizado tan malvada acción, Azazel, manteniendo la compostura, murmuró a la chica que acababa de matar:

- No me toques, zorra... - se arregla el cabello - Mi espacio personal es sagrado...

A Lucifer pareció llenarle de orgullo la acción de su hijo. Por lo que lo apremió dándole una cariñosa palmadita en la nuca. Diciéndole:

- Así se habla... Demuestra a tus súbditos quién manda...

Lilith no mostró en ningún momento satisfacción por lo que hizo ese niñato al quien detestaba por muy hijo suyo que fuera. Lo consideraba un caprichoso mocoso contestón y sin escrúpulos. Igualito que su marido. Un auténtico sicópata de apenas seis años de edad (aunque aparentara tener doce).

Ese niño en cuestión era hijo natural de los reyes. Lo tuvieron justo cuando Charlie decidió seguir su camino por su cuenta. Abandonando a la familia real.

Por aquel entonces, Lilith había perdido toda esperanza en tener hijos. Era estéril. Y a su marido le fue imposible curarle ese problema. Cuando un día, inesperadamente, ella comenzó a sentir pequeñas patadas en su vientre.

La esterilización con la que estaba sometida a vivir había desaparecido. Sin motivo alguno. Fue algo muy sospechoso.

Y así fue como nació su primer y a su vez segundo hijo. Un varón hermoso al que llamaron Azazel.

Charlie jamás lo conoció. La razón era porque el rey, después de que el niño cumpliera dos años, lo mandó a que lo educaran un grupo de overlords importantes muy amigos suyos. Y desde entonces no supieron nada de él hasta aquel día.

También era cierto que Lucifer no le comentó nada a su hija sobre la existencia de un hermano suyo en la familia porque temía que ella le llenara la cabeza de ideas tontas e infantiles. Por eso, y para así no soportar el tener que cuidar a un crío las veinticuatro horas, lo llevó con ese grupo de demonios poderosos para que lo educaran.

Sus padres se estuvieron comunicando con él a través de videollamadas online. Y poco a poco fueron viendo su evolución. La cual no fue para nada del agrado de Lilith. Pero sí para Lucifer.

Su llegada al hogar era porque ya había alcanzado la edad con la que regresaría. Como planearon anteriormente. Y durante un par de años, antes de que regresara con los overlords que lo criaron, su padre le instruiría todo lo necesario para ser rey del infierno. Cosa que con Charlie jamás hizo por lo mal que se llevaba con ella. Aparte de que en sus leyes sobre el heredero al trono estaba escrito que las mujeres no podían suceder al rey a no ser que se casaran con un varón de alto rango.

En otras palabras. Lucifer era un machista intolerante a las personas felices y positivas.

Sin embargo, ésto no se mantuvo en secreto como el rey tenía planeado.

Los esclavos de palacio no tardaron en comentar a otra gente lo del hijo desconocido que tenían la pareja real. Y el cotilleo fue de boca en boca. Hasta terminar entrando a los oídos de la reportera del 666.

Destapando entonces la verdad de lo que estaba escondiendo Lucifer en las paredes de su gran castillo.

The princess of hellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora