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Tras llorar en los brazos de sus padres y hablar con ellos por un rato, decidieron arreglarse para salir juntos y disfrutar del cumpleaños de Scott, igual que cada año, pues siempre lo dejaban festejar con sus amigos en la noche de su cumpleaños, y salían a "celebrar" juntos al día siguiente.

— Scott, hijo, te estamos esperando. – vociferaba su padre terminando de arreglar su reloj y sus mangas mirándose al espejo.

— ¡Ya bajo! – respondió el menor desde se habitación.

Y mientras que sus progenitores lo esperaban en la sala, él ni siquiera se había puesto ropa, pues se encontraba sentado en su cama con algo de miedo de verse al espejo, no por lo que vería, claro que no, pues lo que se reflejaría en aquel cristal sería él mismo, sino por el hecho de lo que su mente podría imaginar, pues, a pesar de haberse dado una ducha, todavía tenía aquel aroma a pino, y sabía que, con la idea de que era Omega y aquel rubio podría llegar a ser su destinado, su mente iba a estallar por completo y, posiblemente, su cuerpo colapsaría, si tan solo cerrara los ojos y se dejase llevar por sus pensamientos... 

— ¡Scott, hijo! ¿Estás bien? - preguntó su madre vociferando desde la planta baja, asustando un poco a Scott y sacándolo de sus pensamientos.

 —Eh... S-Sí, ya voy a salir. - abrió nuevamente los ojos poniéndose de pie para, finalmente, vestirse y mirarse al espejo, sintiendo un suave rastro del aroma de Peter, evitando cerrar los ojos para luego bajar corriendo hasta donde estaban sus padres. — Ya estoy listo.

Le dedicó una sonrisa a los mayores, la cual fue correspondida, al menos hasta que llegó una pregunta que no quería escuchar.

— ¿Te bañaste bien hijo? Todavía hueles un poco a ese Alpha... - soltó su padre con una pequeña mueca y conteniendo un gruñido, recibiendo un codazo por parte de su esposa.

— ¿Nos vamos? - preguntó la mujer con una sonrisa, haciendo reír a su hijo, quien le tendió el brazo para que lo sostuviera, haciendo que ahora ella riese.

— Vamos. - habló el menor de manera animada empezando a caminar con su madre hacia afuera de la casa, haciendo que su padre suspirase con algo de diversión para empezar a caminar tras de ellos.

Tras salir de la casa, se dispusieron a entrar en el automóvil para emprender su camino sin rumbo fijo, o al menos así era para Scott.

— ¿A donde vamos? - preguntó el menor al notar la tranquilidad de sus padres, pues, si hubieran salido sin un plan previamente pensado, estarían hablando y preguntándole sobre qué lugar quería visitar.

— Oh, ya verás hijo, te tenemos una sorpresa. - respondió su madre con cariño volteándolo a ver con una cálida sonrisa. 

A pesar de que Scott le devolvió una sonrisa genuina a su madre, en el interior odiaba ese suspenso de no saber a donde iba, pues no podía sacar a Peter de su cabeza, menos teniendo su aroma encima y sabiendo que ese día tenía entrenamiento, al cual, si eran estudiantes y familia, era normal que fueran a verlo, pues a algunas familias iban a ver los entrenamientos para decidir si debían o no inscribir a su hijo o hija en el equipo.

Para su suerte, tal vez mala, talvez buena, su mente y su cuerpo se relajaron al notar que habían llegado a un parque de diversiones, dejándolo completamente sorprendido y eufórico.

— Feliz cumpleaños campeón. - soltó su padre volteándose a verlo para desordenarle el cabello haciéndolo reír y riendo con él. — Bien, vamos, todos abajo. 

Tras decir esas pocas palabras y varias risas, bajaron del auto para entrar al parque de diversiones, comprando los tickets y empezando a hacer las filas para las distintas atracciones.

Varias horas después, salieron del parque riendo y hablando sobre casi todas las atracciones del lugar, pues pudieron entrar a todas sin ningún problema, quedando en ir a comer, luego una película y por último a casa, iba a ser un día bastante movido y divertido aparentemente.

Cuando ya se había terminado la película y salieron el cine, se dieron cuenta de que ya era bastante tarde, así que, con una gran sonrisa dibujada en sus rostros, se devolvieron a su casa, ordenaron un pizza para cenar, y finalmente se acostaron a dormir, vaya que Scott adoraba su cumpleaños, primero pasarla con sus amigos y luego con sus padres, fue lo mejor del mundo.

Agradecía que fuera fin de semana, pues se había quedado despierto hablando con sus amigos, bromeando un poco y "citando" a Hope para el día siguiente, tan temprano como se pudiera después del desayuno.

A la mañana siguiente, se levantó con todos los ánimos del mundo y con una gran sonrisa, pues así reaccionaba siempre que se despertaba a la hora que quisiera. Bajó las escaleras tranquilamente, y, al igual que todos los Domingos, la primera planta estaba vacía, pues sus padres seguían durmiendo, y claro, eran a penas las siete de la mañana, todavía no entendía cómo se le facilitaba tanto madrugar los domingos pero se le hacía algo totalmente imposible el despertarse temprano para ir al colegio. Entró a la cocina tarareando tranquilamente una de sus canciones favoritas para servirse un plato de cereal, echarle leche y sentarse a comer mientras veía televisión.

De pronto, escuchó cómo alguien tocaba la puerta, a lo cual pausó la película para ponerse pie e ir a abrir la puerta. 

—Hey, Hope, no te esperaba tan temprano. - soltó el castaño abrazando a su amiga para luego hacerse a un lado y dejarla pasar.

— Sí, bueno, es aburrido quedarme en casa los domingos, así que aproveché y vine de una vez, sabía que estarías despierto. - Con una sonrisa y como si se tratara de su casa, Hope entró a la cocina del castaño e imitó sus previas acciones, sirviéndose algo de cereal y echándole la leche para luego sentarse a su lado. — Y bueno, dime Scottie ¿para qué me necesitabas? - preguntó comiendo con tranquilidad al igual que su amigo, hasta que este le dirigió una mirada asesina dejando su cereal de lado.

— ¿Por qué nos abandonaste anoche a Peter y a mí? - preguntó cruzándose de brazos y con algo de indignación. — Seguro que mis padres pensaron que sucedió algo más, y fue muy incómodo el hecho de que mi madre lo invitara a quedarse a desayunar y- 

— Espera, espera, espera... ¿Tu madre lo invitó a quedarse? - preguntó la azabache sorprendida y con una gran sonrisa, recibiendo un apenado asentimiento por parte de Scott. —  ¡Genial! Salió incluso mejor de lo que planeaba...

— ¿¡EH!? ¿¡De lo que planeabas!? Es decir ¿lo tenías planeado desde antes? - preguntó el castaño casi a gritos y con el rostro algo rojo, tal vez por la vergüenza o tal vez por el enojo.

— Sí, de hecho lo planee mientras hacíamos aseo, y no los abandoné en la noche, no me hubiera arriesgado a que te hiciera algo, los abandoné en la mañana, recuerda que soy buena madrugando y siendo silenciosa, además, se veían muy tiernos juntos, mira. - Hope hablaba con algo de emoción y con una sonrisa,  y por más que supiera que Quill era alguien respetuoso, no quería arriesgar tanto a su casi hermano. 

Para ese momento, Scott ya no podía de la vergüenza y se encontraba sumamente rojo, pues había visto aquella foto en la que estaba dormido, prácticamente acurrucado, sobre el pecho de Quill.

— Por favor... Procura que esa foto no la vea nadie... Y pásamela. - al final, no pudo evitar reír un poco con su amiga para seguir charlando un rato, iba a atesorar esa foto por mucho tiempo y con mucho cuidado. 

Omega Negado  ||  ~Star-Ant~ [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora