[23]

267 38 40
                                    

Las horas pasaban como minutos entre la nueva pareja, pues hablaban de distintos temas encontrando varias cosas en común, lo cual los ayudaba a desarrollar aún más conversaciones supremamente entretenidas para ambos.

Si bien no coincidían en todos sus gustos, a ambos les encantaba escuchar al otro hablar con tanta emoción de cualquier cosa que le gustase.

Pero, como siempre pasa, lo bueno tiene que acabar en algún punto, y este punto llegó cuando el teléfono de Scott sonó, y quien lo llamaba era Wanda.

Observó la hora dándose cuenta de que faltaba media hora para las seis de la tarde, lo que significaba que sus padres irían a recogerlo a la casa de Wanda en media hora.

— Mierda... - murmuro asustado poniéndose de pie para responder. — Esperame un momento Pet. – le dedicó una sonrisa algo nerviosa y asustada para alejarse y responder, escuchando la voz de Wanda, quien no lo dejó hablar.

— SCOTT EDWARD HARRIS LANG DIJISTE QUE ESTARÍAS AQUÍ A LAS CINCO EN PUNTO. – ese fue el grito que escuchó al responder el teléfono, alejandolo automáticamente de su oído.

— Wanda, lo lamento, en serio, perdón, dame un momento y estoy allá.

Si no llegas antes de un cuarto para las seis no respondo.

Y tras eso, la pelirroja colgó la llamada, notoriamente enojada y, claro, tenían poco tiempo antes de que llegaran los padres de Scott a recogerlo.

Con bastantes nervios, Scott se acercó donde estaba Peter, rascando suavemente su brazo mientras este de ponía de pie.

— ¿Qué pasó Scottie?

— Ehm... Pet, yo ya me tengo que ir, fue genial pasar el rato contigo, en serio, muchas gracias por la invitación nos vemos en la escuela. – se despidió rápidamente pues los nervios le ganaron de nuevo, pero antes de que se pudiera ir, sintió un fuerte agarre en su brazo.

— Hey, espera, ¿te vas a ir así como así? – con una sonrisa ladina jaló suavemente del brazo del menor, pegandolo a su cuerpo y rodeando su cintura con un brazo para besarlo nuevamente. El beso era suave y bastante dulce, tanto, que, por unos breves segundos, Scott olvidó que tenía que irse, al menos hasta que el beso se rompió y Peter lo soltó con una sonrisa y una suave despedida mientras se alejaba. — Nos vemos luego Scottie.

Tras esas palabras, Scott quedó en un breve trance, hasta que a su cabeza volvió algo, sus padres.

— Mierda, debo correr

Y, tal como lo dijo, empezó a correr en dirección al punto donde quedó de encontrarse con Wanda, quien lo esperaba impacientes ciertamente enojada.

Corrió hasta donde su cuerpo se lo permitió, pero, aún así, no se detuvo en ningún momento, llegando cuando faltaban trece minutos para las seis.

— ¡Wanda!... ¡Ya llegué! – Vocifero con las pocas fuerzas que le quedaban, llamando la atención de la pelirroja que le entregó unas bolsas a las malas para empezar a correr.

— ¡Creí que no ibas a llegar! Maldita sea...

— ¡Es-... Espera! To... Tomemos el transporte... – Scott tosia deteniendo sus pasos y llamando la atención de su compañera, quien rodo los ojos.

— Ugh, ok, tú pagas y les explicas.

Para su suerte, estaban en una vía principal, por lo cual pasaban varios taxis, haciendo que fuera bastante fácil para la chica hacer que uno se detuviera para llevar los a su destino.

Durante los pocos minutos de recorrido, los jóvenes iban pensando en una buena explicación, mirando la hora en sus celulares cada cinco segundos, pues era una situación donde el más mínimo error podría costarles todo.

Ya faltaban solo dos minutos para que fueran las seis, y se encontraban a tan solo dos cuadras de la casa, por lo cual empezaron a celebrar. Para no levantar ninguna sospecha, se bajaron estando a una cuadra de la casa de la pelirroja, pagándole al taxista, agarrando sus bolsas y empezando a correr hasta el lugar donde debían estar.

Una vez frente a la residencia, empezaron a saltar emocionados, celebrar, etc. Hasta que la bocina de un auto sonó detrás de ellos, llamando su atención, haciendo que voltearan encontrándose con el carro de los padres de Scott.

— Veo que ya nos estaban esperando. – habló el padre del castaño con un tono ciertamente firme, haciendo que los dos menores se tensaran, en especial cuando scucharon como la puerta de la casa se abría, dejando ver a la madre de Wanda en esta. — Buenas tardes. – saludó suavemente junto a un gesto con la cabeza.

— Oh, buenas tardes, que bien que ya llegaron, ya no soportaba a estos dos muchachos molestando en la casa. – con un tono divertido, la madre de Wanda le revolvió el pelo a los dos adolescentes en frente de ella, quienes la miraron sorprendidos y extrañados, recibiendo una mirada y sonrisa de complicidad por parte de la señora.

Una suave risa se escuchó dentro del auto. — Sí, los adolescentes pueden ser muy desastrosos. – la madre de Scott saludó desde el asiento del copiloto saludando a la otra mujer con un suave gesto.

Tras una breve y amena conversación entre los adultos, las dos familias se despidieron, y los que iban en el coche partieron hacia su hogar.

— ¿Y cómo les fue Scott? – preguntó la mujer mirando a su hijo por el retrovisor, recibiendo una sonrisa por parte del menor.

— Bastante bien madre, terminamos el trabajo más rápido de lo que pensamos y nos quedamos jugando un rato. – debía admitir que a veces era muy bueno mintiendo, en especial en esas situaciones cuando era interrogado por sus padres.

— ¿Qué tan largo era el trabajo?

— Nos faltaban unos cinco puntos con algunos subpuntos cada uno. – otra mentira, en verdad, solo les habían faltado tres puntos, aunque si fueron algo extensos.

— ¿Sí almorzaste hijo?

— Si ma, no te preocupes por eso. – prácticamente, no se le había podido considerar almuerzo a lo que había comido, pero no podía decir eso.

Tras unas pocas preguntas y unas pocas mentiras más finalmente llegaron a su hogar, saliendo del coche y repitiendo la rutina de casi todas las tardes, encerrarse en sus habitaciones a.. Bueno, hacer lo que quisieran.

Scott no cabía en sí mismo de la emoción, y claro, quien podría después de lo que le había pasado ese día, aunque se quedó con una duda... ¿Por qué la madre de Wanda los había ayudado?...

...

Tras cerrar la puerta, Wanda se quedó observando a su madre, quien, con toda la tranquilidad del mundo, volteó a verla con suavidad.

— Sé lo que vas a preguntar. – la mayor le hizo señas a su hija para que la siguiera hasta sentarse en el sofá la una al lado de la otra. — Verás, hay algo que no sabes de Scott, pero que puedo sentir muy en el Fondo...

— ¿Que es un Omega? – interrumpió la más jóven con una sonrisa ladina, recibiendo otra sonrisa en respuesta por parte de su madre.

— Enserio que me heredaste muchas cosas hija. – besó la frente de la menor sosteniendo sus manos. — ¿Crees que sea su destinado? Tú los has visto juntos y eso.

Wanda se quedó calculando unos segundos para luego responder.

— No, no creo que sean destinados... Pero sé que van a terminar juntos, porque, como dicen algunas personas, las "almas gemelas" están destinadas a conocerse... Más no a amarse.

Omega Negado  ||  ~Star-Ant~ [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora