Pesadillas.

Soñando despierto.

Solo

Así me encuentro yo en la oficina de la directora y es algo sumamente extraño que me dejen solo en un lugar que no sea mi habitación, y mucho más extraño que sea en la oficina principal.

A la directora la llamaron por una emergencia de no sé que y salió disparada, mientras mi psicólogo ni idea de donde está.

  Llevo un largo tiempo en esta oficina y realmente no entiendo. Es impresionante que después de verme más loco que lo que estoy, estos locos me dejan solo aquí. Si fuera por mí ya me hubiera ido, pero eso aumentaría mi castigo como consecuencia.

— Idiotas— susurró.

Decido sentarme en la silla giratoria de la directora. Empiezo a girar como una bola de disco en su mejor momento y realmente me distrae, bueno ¿a quién no le gusta girar en una de estas sillas?

Dando vuelta tras vuelta logro alcanzar ver a alguien parado frente al escritorio y me detengo en seco.

— ¿Me extrañaste?— me preguntan.

Es Ella quien está tirando al suelo todo lo que está en el escritorio.

— ¿Qué haces?— le pregunto.

Pero no me contesta. Noto lo que lleva puesto, una bata rosa y por debajo una lencería de encaje color blanco que me despierta por completo.

—¿Quieres jugar gatito?— me pregunta.

— No — respondo con la respiración pesada.

— Mientes — me dice mientras se acerca a mí mientras se deshace de la bata.

Me lanza aquella bata mientras se acerca a mí pasando sus manos por su cuerpo.

— ¿Seguro que no quieres?— me pregunta mientras me besa el cuello.

— No quiero – no la detengo, siento que mi cuerpo se ha pegado a la silla.

Sigue besando mi cuello y logra sentarse arriba de mí, mientras sube dejando besos húmedos hasta llegar a mi boca. Me besa apasionadamente mientras voy sobando su lindo y hermoso culo, me toma del cuello haciendo que el beso sea mucho más intenso.

No sé cuanto tiempo llevamos así, pero mi desespero por devorarla son altos. Aun sentado la subo al escritorio que tengo enfrente y ella se acuesta en el dejándome paso libre en ella.  Bajo sus bragas y las guardo en mi bolsillo. Abro sus piernas y puedo notar lo húmeda que está.

— Hazlo ya — me dice entre jadeos.

Como si mi cuerpo reaccionara acerco mi boca a su entrepierna. Lamo, chupo, succiono y recorro toda su intimidad una y otra vez. Ella gime, grita y se retuerce de placer. Siento su orgasmo llegar, pero no me detengo, subo la mirada y puedo ver lo excitada que está mientras pasa sus dedos por su boca.

Sus gemidos son música para mis oídos, por eso introduzco dos dedos en ella y eso hace que gima aún más fuerte hasta que llega a su punto gritando mi nombre cuando llega a su orgasmo.

Su mirada llega a la mía y se sienta encima de la mesa donde me toma del cuello para besarme.

Me encanta todo de ella, sus labios, sus pechos, sus hermosos ojos del color esmeralda, todo de ella es una fantasía.

Sus manos se deslizan por mi cuerpo hasta llegar a mi pantalón, Ella detiene el beso y me mira a los ojos mientras se desliza por la mesa para ponerse de rodillas sin despegar los ojos de mí. Baja mis pantalones junto con el bóxer y saca mi duro miembro, lo mira y vuelve a mirarme a los ojos mientras la lame.

— Oh, joder – jadeo.

Ella sube y baja su mano por la polla dura que amenaza por explotar, mientras la introduce en su boca.

Cierro los ojos y recargo mi cuerpo en el asiento mientras ella me hace un buen oral con esos labios carmesí. Chupa y succiona una y otra vez.

— Ah, si no quieres que me venga en tu boca te sugiero que... – mis palabras se quedan en el aire cuando siente un dolor intenso.

Al abrir los ojos, la chica de bonito rostro ya no está...

Su cara ahora está deformada, sus cuencas están vacías. Su boca ensangrentada deja ver sus dientes ahora afilados con restos de lo que parece carne. Miro asustado mi miembro y un grito gutural sale de mi garganta.

Estoy sudado, pero eso no es lo que importa, toco mi miembro y lo saco.

— Solo fue una pesadilla — me digo a mi mismo consolándome.

Me siento en la cama para calmarme y relajarme, pero me espanto al entrar mi mano en el bolsillo y encontrarme una braga color blanco.