Distorsión.

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Después de clases, tenía que ir a terapia con mi psicólogo, por lo que un supervisor se encargó de llevarnos al pequeño grupo a nuestras habitaciones, para que allí nos llevaran el almuerzo y luego ir a nuestras terapias.

Al llegar a mi habitación lo primero que hago es tirarme en la cama, la comida está en la mesa qué hay en la habitación, "pollo, puré de papa y frijoles", la típica comida de Estados Unidos.

Me levanto de la cama a buscar la bandeja, ya que tengo hambre y al levantar hay una pequeña nota...

Vas a hacer mío ♡-

Dejo la bandeja a un lado, esto cada vez es más raro.

— Están locas, bueno todos aquí lo están – digo en voz alta

Devoro mi almuerzo (ya que tenía mucha hambre), y justamente antes de dejar la bandeja a un lado y descansar un poco llega mi psicólogo por mi.

— Vamos a mi oficina – me dice sonriente.

Mi psicólogo siempre ha sido gentil no sé si es por su trabajo o porque su personalidad es así.

Al llegar a la oficina le llegó una llamada a su celular y antes de él contestarlo me pasó un pequeño vaso con dos pastillas.

Los medicamentos son parte de mi tratamiento, me ayudan a relajarme y esas cosas médicas. Me tomo mis pastillas porque necesito salir de aquí.

Bueno en realidad no me las tomo del todo, me tomo una pastilla que es de color azul (que aún no sé si funciona), y la pastilla de color amarillo (me relaja y está la tomo para poder dormir) la guardo a un lado de mi boca y en cualquier momento oportuno me la saco y la guardo en mi bolsillo.

Me llevo el pequeño vaso a la boca y noto algo en la papelera que está cerca, mi psicólogo sigue en el teléfono y aprovecho para tirar el vaso en el papelera y ver bien qué hay dentro de esta.

Cuando me acerco veo un periódico, tal vez sea la cosa más simple del mundo, pero a nosotros no nos dejan ver ningún tipo de noticias por cualquier daño psicológico que pueda causar.

Tomé el periódico y miré a mi psicólogo antes, este todavía seguía en el teléfono y con disimulo logré leer un poco, pero mi psicólogo me quitó el periódico.

— Sabes que esto está prohibido para ti y para todos los internos – Me dice.

— Lo siento, solo quería saber alguna novedad de los deportes. – Miento.

— Bueno se te entiende, pero sabes que puedo inscribirte en el único deporte que tenemos en el psiquiátrico ¿no?. – me dice

— Si, lo sé. – contesto

El deporte qué hay en el psiquiátrico son para llevar el rato y pasarla tranquilo. (Pero obviamente no todos califican) primero te hacen un examen de evaluación mental y luego una práctica con el entrenador y si no presentas nada pues aplicas.

El deporte es volleyball, muy pocos son los que están en el equipo, incluso es un equipo mixto (Chicos y chicas).

— ¿Quieres entrar? – me pregunto.

— Sí, pero déjeme pensarlo mejor – mentí de nuevo.

Durante mi terapia mi psicólogo tuvo otra llamada la cual me permitió tomar el periódico y esconderlo bajo mi abrigo gris.

Después de la terapia tengo que ir al grupo de apoyo que son todos los lunes y hoy es lunes, pero no iré hoy.

Al salir me dirigen a mi habitación y al rato decido entrar al baño y allí leer el periódico, por si entran solo debo entrar el periódico en el retrete.

Me siento en el retrete con la tapa baja, entonces decido comenzar a leer nuevamente, solo hay catálogos del hogar, cupones, deportes, hasta que llego a las noticias y leo algo que llama mi atención:

«En últimas noticias, un aterrador asesinato se ha llevado a cabo en una casa abandonada a las afueras de la ciudad cerca del Hospital psiquiátrico por el joven Killian Woods de 18 años, asesinó a su secuestradora por "amor" según sus propias palabras:

"Ella solo quería que la amaran...
Y yo la amé como nunca nadie ha amado..."

El hecho ocurrió en una casa abandonada a las afueras de la ciudad, cerca del Hospital psiquiátrico en el que residían los jóvenes meses antes de la catástrofe.»

Al lado se muestra la imagen de la casa y una foto de un chico al que no puedo distinguir porque la imagen esta muy borrosa, supongo que es para mantener su rostro en el anonimato.

Intento leer más, sin embargo no puedo. Las letras se distorsionan, paso la página pero todo se ve nítido, es como si el artículo estuviera editado. Es extraño, si no quisieran mostrar algo simplemente no lo pondrían.

Salgo del baño después de un rato, levanto el colchón para guardar el periódico, pero el intento se queda a medias cuando la puerta del cuarto se abre dejando ver a un chico de cabello rubio. Cierra la puerta despacio evitando el chirrido que siempre hace.

— ¿Y tú quién eres? ¿Qué haces aquí?

Se voltea apenas hablo. — Joder, que susto – respira hondo — Soy Axel, mucho gusto. Escapo de la loca enfermera, debería estar encerrada en manicomio. – susurra lo último con una sonrisa

Lo miro unos segundos y me presento.

— ¿Eso es un periódico? – camina hacia donde estoy y toma el periódico — En últimas noticias... Bla Bla Bla... Casa abandonada... Bla Bla Bla... – Lee todo el artículo, incluyendo la parte borrosa, pero yo sigo sin poder verlo y lo más raro es que su voz suena incomprensible.

— Repite esa parte – lo hace, sin embargo sigo sin poder entender nada... — ¿Sabes quien es el chico de la imagen?

Me mira como si estuviera loco. — Ese e...

Intento escuchar pero todo se distorsiona, la vista, el sonido, todo. Y entonces escucho un pitido repetitivo.

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