Pesadillas.

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Mi desespero por entrar a aquella casa y quitarle toda la ropa eran muy grandes, no podía resistir ni un segundo más, por eso al entrar cerramos todas las puertas y me lancé a deborar aquellos labios que tanto me excitaban, ese rojo que tanto apreciaba.

No sé cual de los dos estaba más desesperado, pero me sorprendió cuando ella desabotono mi camisa en un movimiento tan rápido que no me dejó procesar bien, pero no me quejo y hago lo mismo con aquel vestido de flores que me volvía loco.

Ambos terminamos desnudos, besandonos como si fuera el último día de nuestras vidas. Comencé a bajar por su cuello, lamiendo y mordiendo mientras ella jadeaba de placer, seguí bajando hasta llegar a sus senos que tanto me gustan, ni muy grandes, ni muy pequeños, eran el tamaño ideal.

Mientras chupaba, mordía y lamia uno, con la mano masajeaba el otro y cambiaba de vez en cuando, pero ella no podía resistir y decidió darme el placer a mí tirandome a una cama arrodillandose frente a mí para hacerme sexo oral, lamio la punta y sonrió como si fuera el mejor manjar que ha provado en su vida, se entró este a la boca chupando y lamiendo sin despegar sus ojos de los míos, era jodidamente excitante.

Succionó la cabeza de mi miembro y con eso tuve para venirme en su boca mientras ella tragaba mi líquido como si fuera leche condensada, me sonrió y antes de yo tomar el control, la puerta de aquella habitación se abre, volteo la mirada a la puerta y ahí esta parado el idiota de mi mejor amigo con la cara enrojecida, maldije por lo bajo y al regresar la vista a la chica que me había hecho un oral, ya no estaba....

Di un mega brinco a la cama. Miro la puerta, no hay nada. Esta cerrada. Miro mi cuerpo y estoy vestido, pero mi miembro amenaza con explotar y lo compruebo.

Fue otra pesadilla mojada con aquella misteriosa chica.

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