El espejo.

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Pedí el permiso al supervisor y me entregó un carnet que dice: PERMISO AUTORIZADO, no sin antes revisarme por completo.

Me dirijo hacia el baño de hombres y pues no había nadie, además del guardia frente a la puerta. Pasaron unos minutos y Ella no llegaba, entonces decidí lavarme la cara, ya que lo de Anastasia y ¿ Anastasia 2?, me dejaron desorientado.

Entonces abrí el grifo y lave mi cara con el agua fresca, pero escuché un golpe. Al levantar la mirada vi a través del espejo que detrás de mi estaba Ella aún con la expresión fría.

La puerta se abrió y por ahí entró Ella. Volví a ver al espejo y ella seguía justamente atrás de mi y eso me alarmó.

— No sé a que juegas, pero esto no me gusta – le dije, asustado.

— ¿Qué? – me preguntó, confundida. — ¿Qué dosis tomas?

Volví a verlas y le señalé a la que estaba a mi lado lo que sucedía. La que estaba detrás de mi solo sonrió y la que estaba en la puerta se encargó de cerrarla con seguro y se acercó a mi a paso lento. Miró hacia el espejo y luego detrás de mi, volvió a mirarme.

— Aléjate de Anastasia – Me dijo sumamente seria.

— Oye, ¿crees que porque te folle con los dedos, puedes decirme con quien hablar y con quien no?, ni siquiera sé quién eres y tampoco sé quién es tu geme... — justamente cuando le iba a señalar nuevamente a la que estaba atrás de mi, esta ya no estaba.

— ¿Mi qué? – me preguntó más confundida- Aléjate de Anastasia, no lo vuelvo a repetir.

— ¿Por qué estás en el psiquiátrico? – solo le pregunté de golpe.

— Porque estoy loca – me dijo en tono de burla.

Sentí un deja vu. Estaba usando las mismas palabras que usé con Anastasia en el aula de clases.

Entonces de pronto se metió entre el lavamanos y yo, entró su mano a mi pantalón y sacó mi miembro de golpe, ella me miraba directamente a los ojos y yo fácilmente me perdí en ellos.

Quise decirle algo, pero su mano comenzó a moverse de arriba abajo en un movimiento lento que no pude protestar.

— Entonces, ¿te alejarás de Anastasia? –Me habló.

— ¿Quién eres? – le pregunté mientras cerraba los ojos

— ¿Qué eres? – preguntó

Continuó masturbandome y yo arqueé la cabeza, ella sabe hacerlo tan bien que me olvidé de todo por un momento. Volví a mirarla y lo veía muy ansiosa con la boca entre abierta, esa boca carnosa, roja y sensual tan natural que me encanta.

La tomé por el cuello y la obligue a besarme, esos labios correspondieron el beso al instante.

Su mano subía y bajaba por mi miembro, estábamos besándonos tan a gusto que cuando ella aceleró el ritmo de sus manos
tuve que profundizar el beso para ahogar un gemido.

Ella atrapó mi labio inferior con sus dientes y los mordió jodidamente delicioso y continuó masturbandome más rápido haciéndome llegar a la locura.

— ¿Te alejarás? – me preguntó

— ¿Por qué debo? – le dije jadeante.

Entonces ella se separó de golpe dejándome a medias y mi miembro extremadamente duro. La miré y ella solo sonreía, pero atrás de ella en el espejo, estaba ELLA con la expresión fría.

— Te dije que ibas a tener consecuencias, tu sigue estando cerca de ella. – me dijo y con eso salió del baño.

Me dejó caliente y con su otra ELLA mirándome a través del espejo con una expresión extraña. Decidí enfrentarla, sin embargo, al momento de ver hacia atrás no había nadie...

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