Capítulo 5

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Me separe de él por una tos exagerada que es la del médico bocazas. Estaba y aún estoy sorprendida de lo que había hecho, ¿qué he hecho? Aún ni si quiera yo lo sé y él estaba aún más sorprendido que yo cuando nos separamos.

Estamos en el coche después del beso, incluso el doctor Green nos tuvo que separar. Ninguno de los dos hemos hablado en ningún momento. Soy idiota y la he cagado.

El silencio es entre incómodo y cómodo; incomodo porque sé que los dos queremos decir algo pero no sabemos como y cómodo porque ninguno de los dos hemos dicho nada.

Me muerdo el labio con fuerza, quiero decir algo, cualquier cosa... Aunque sea una vocal. Miro por la ventana para evitar decir nada. Un móvil vuelve a sonar y por suerte es el sonido del mío, y si digo suerte es porque así puedo hablar.

—¿Diga?

—¿Querida?

Alzo una ceja y miro a Ethan, ahora me doy cuenta de que él me está mirando de reojo. Niego con la cabeza y vuelvo a la llamada.

—¿Helen?

—¡Oh querida! —exclama contenta—. ¿Cómo estás?

—Bien —contesto un poco incomoda, no por hablar con ella, sino por hablar con ella delante de Ethan—. ¿Helen me has llamado hace poco?

—No... —contesta extrañada—. El doctor Green me ha contado lo que te sucedió. ¿Querida cómo has podido dejar de comer? Tú ya eres muy delgada. ¡No necesitas estarlo más!

—Helen, no dejé de comer para estar más delgada —sigo incomoda—. Es solo que no he tenido hambre en este tiempo.

—Oh —dice triste—. Deja que Ethan te cuide. Las dos sabemos que es muy gruñón pero te cuidara bien.

—Sí.

—El doctor Green me contó el beso que le diste a mi hijo —directa y sin anestesia—. Menudo beso

—Sí... —repito mirando a la ventana, maldito doctor Green, es un bocazas—. Helen tengo que llamar a otra persona, luego hablamos. Me encanta hablar contigo.

—Escurridiza, muy escurridiza —masculla.

—Lo siento.

—Más te vale. Me tienes que dar todo lujo de detalles —dice algo seria—. ¡Y come!

—Sí, eso haré. Adiós, Helen.

Cuelgo la llamada y suspiro.

—¿Hablamos ahora? —pregunta Ethan.

—No —niego—. De verdad tengo que llamar a alguien.

Miro en mi móvil la llamada que recibí antes. Sonrío. Es Marcos y también es muy oportuno con su llamada. Le llamo y a los pocos segundos contesta. Cuantas ganas de hablar con alguien familiar.

—¡Alison! —grita contento.

Marcos tiene veintidós años, es un chico muy guapo y deportista. Siempre me ha cuidado aunque él sea mi hermano menor.

—Hola Marcos —hablo contenta en español—. ¿Qué pasa?

—¿Al final vas a venir?

El coche frena y miro por la ventana. Estamos en una urbanización cara, en una mansión cara y por desgracia la conozco. Frunzo el ceño y miro a Ethan con desaprobación y vuelvo a mi llamada.

—Sí —acepto—. Estoy deseando llegar a España.

—Ali, he pensado sobre eso... Ahora sí que no deberías venir. No este mes.

Escapando del amor [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora