El Exámen de la Marmota

Capítulo LVI

Quincuagesimosexto Capítulo

Al ver a través de una mirada rápida que su líder no la iba a defender, la Doncella del Sonido pelirroja asumió una postura de batalla y levantó la flauta, mirando a Naruto.— “¡No te acerques más! ¡No me vas a romper, conchetumare!”

Lo siguiente que supo Tayuya fue que el chico le había cambiado su cuerpo a su flauta. En un momento, la inmovilizó con el Jutsu Parálisis Temporal disparada a quemarropa; y siguió con un disparo de sus manos en sus sienes, acompañado de una oleada de los recuerdos más asombrosos.

“¿Cuál fue la última técnica que usaste?” —Orochimaru preguntó con curiosidad.

“Ay la puta que te parió”. —Tayuya estaba inclinada, sujetándose las sienes y negando con la cabeza por la entrada reciente.

Naruto levantó un dedo amonestador.— “Ahora, Tayuya-chan, recuerda la Primera Regla”.

“¡Lo siento amo!”. —la chica cayó de rodillas ante él, con las manos levantadas, pidiendo disculpas, las acciones que hicieron que el resto de los ninjas del Sonido la miraran boquiabiertos.

Naruto habló con indiferencia por encima del hombro a Orochimaru y mintió— “Ilusión de dilatación del tiempo basada en la capacidad del Caleidoscopio Sharingan (Mangekyō Sharingan) para atrapar a las víctimas por lo que subjetivamente se siente como días”.

Si bien Naruto tenía tal ilusión, lo que realmente había hecho era restaurar los recuerdos de reinicios anteriores de la pelirroja.

“Mmm, interesante”, —sonrió la Serpiente Sannin, luego dirigió una mirada aguda a Tayuya, que todavía estaba de rodillas pidiendo perdón.— “¿Y cuál es la Primera Regla?”

“Las chicas traviesas que usan palabras sucias no reciben golosinas”, —recitó Tayuya automáticamente, sin levantar la cabeza ni cambiar su posición de disculpa.

“¿Oh? Kukuku”, —rió el Sannin, divertido.

Sonriendo, Naruto se inclinó para decirle a Tayuya— “Bueno, supongo que podría perdonar el desliz, si fuera una buena chica preguntando”.

La kunoichi se inclinó instantáneamente en agradecimiento, luego saltó y se alejó, usando un Muro de Tierra para crear un área privada para cambiarse, en la que aterrizó, y su sombrero y su camisa suelta muy poco favorecedora salieron volando momentos después.

“¿Buena chica?” —Orochimaru cuestionó.

Naruto se encogió de hombros y arrojó un paquete de atuendos, y Tayuya emergió un momento después usándolo. Levantando un dedo, citó— “Las chicas agradables usan un lenguaje bonito y se cuidan de verse lo mejor posible”.

El resto de las mandíbulas de los ninjas del Sonido se abrieron, mirándola.

La ex marimacha, que se había vestido como si hubiera robado sacos de ropa vieja sacada del contenedor de basura de un orfanato de varones, simplemente brillaba. Llevaba ropas de colores brillantes de estilo chino de verde y oro; complementando su cabello muy bien, que a su vez había sufrido un cambio masivo de cosas lacias y espantosas como algas pegadas a su cabeza, a un elaborado peinado, de pie con adornos tintineantes antes de devolver abajo en una hermosa cortina sobre sus omóplatos. El maquillaje y el aseo también estaban presentes, habiendo sido aplicados por un jutsu en segundos después de su breve pero completo baño de jutsu de agua.

Se veía increíble, y la transformación fue tan completa que Kidomaru levantó las manos y canalizó el chakra en una técnica de Negación de Ilusión.

Para su asombrada incredulidad, no hubo ningún cambio.

Tayuya siguió pareciendo una princesa, en lugar de una rata callejera huérfana; mientras caminaba tranquilamente y le presentaba la mano a Naruto.