14- Intenciones

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-Mao Lightwood, la Mao que vosotros conoceis -dijo Shiro de repente- ¡en realidad, es Mao Black! -se giró hacia ella, observando que había abierto mucho los ojos- La jugadora que jugó hace diez años en el mundial y ganaron gracias a ella. -dijo sonriendo- ¿Qué?, te ibas a ir sin ver como reaccionaban.

-Idiota -masculló la chica para sí, enfadada.

En ese instante, los chicos parecían como locos, nunca se hubieran imaginado que un miembro del legendario Inazuma Japón se hallara con ellos en su propio equipo, no como un entrenador, sino como una jugadora. Todos estaban impresionados, no sabían si creerlo o no, ya que Mao Black tenía el pelo liso y ella, Mao Lightwood tenía el pelo ondulado. Pero algunas personas cambian mucho con el tipo de peinado.

Para aclarar las dudas, la chica cabizbaja y sin mirar a nadie, se acarició el pelo. Los chicos la observaban boquiabiertos, de alguna manera cuando acarciaba su pelo, éste iba cambiando de ondulado a liso, y podían ver que se parecía a su ídolo cada vez más y más.

-Ya está -dijo la chica, dejando caer su mano- ya lo sabeis.

Su tono de voz era bajo, tranquilo, pero derrotado. Lo había intentado ocultar, y ahora su hermano había destapado su secreto.

Esta vez, los chicos sí que se quedaron verdaderamente boquiabiertos. El primero en hablar fue Arion, muy emocionado.

-Esto... -los ojos le brillaban por la emoción- ¿¡me das un autógrafo!? -gritó emocionado.

Mao cerró los ojos como si estuviera a punto de llorar y no quisiera que se le saltasen las lágrimas.

-Chicos, no la agobieis -era Jude, dando órdenes como siempre.

Mao abrió los ojos y lo primero que vió fue al chico que la había casi insultado la noche pasada. Aitor. Estaba mirándola, ya no había rabia ni desprecio en sus ojos, sino melancolía. Intentó no mirar a Victor, no sabía si su mirada estaría llena de rencor por haberle ocultado un secreto como este, o no. Pero no lo quiso averiguar. En lugar de eso, dirigió la mirada hacia su hermano, que le sonreía débilmente. le decía "lo siento, pero tenía que hacerlo" con los ojos. Ella sabía que si no lo hubiese hecho él o alguna otra persona, ella no se hubiese visto capaz de destapar la verdad y exponerse así a los jugadores.

-Pero... -empezó a decir Riccardo- no lo entiendo. El mundial fue hace diez años.

-No crecemos -dijo Shiro- Mao y yo no crecemos. No somos como vosotros, hay un gen que está mal, y por eso no... -su voz se fue apagando poco a poco.

-¿Por eso no podeis salir mucho de casa? -preguntó Jade.

-Lo has pillado, peliroja - dijo Shiro sonriendo.

Fue lo último que oyó Mao que decían, se había girado para irse y ya había empezado a caminar. Quería irse de allí, estar un rato sola y sin que nadie la molestara. Estaba a punto de salir por la puerta principal, pero en ese momento notó que alguien iba detrás suyo. Ella no se paró, dejó que la siguera. Pero la figura se puso a su lado, sin decir palabra. Y caminaron los dos juntos, sin tocarse ni hablarse el uno al otro, hasta que llegaron a la casa de la chica. Entonces ella se paró en seco y se dispuso a hablar con el chico que tenía al lado. Victor.

Se miraron. Fue una mirada intensa pero breve que fue cortada por un beso.

El chico se había inclinado y había rozado sus labios con los de la chica para ver si esta le devolvía el beso.

No lo hizo.

En vez de eso, giró la cara y le cogió de la mano para arrastrarlo suavemente hasta el interior de su casa. Entraron sin hacer ruido, por miedo de que su madre estuviera dentro y regañara a Mao por no estar en el instituto.

Subieron las escaleras, buscando su habitación. Mao abrió la puerta, hizo entrar a Victor y la cerró rápido pero sin hacer ruido. Mao empujó suavemente a Victor, hasta llegar a la pared que se cernía detrás de éste.

Él fue acercando lentamente su carasin dejar de miarrle ni un instante a los ojos. Ella cerró los ojos, como un acto reflejo, ya sabía lo que iba a pasar. Poco a poco, pudo sentir la intensa fusión de sus labios, el dulzor llenándola por completo, como cada uno, pasaba a ser parte del otro, como dejaban de ser individuos separados. Estuvieron así un largo rato, pero el vacío se ensanchó y sus labios se separaron. Se miraron durante un segundo y volvieron a unirse, con más pasión que antes. No podían resistirse a lo que vendría después de eso.

Mao fue quien tomó la inciativa, le empezó a quitar la camiseta pero cuando ya se la había quitado oyeron un ruido. Procedía de las escaleras. Pasos y después silencio. Alguien había subido la escalera y se había parado al llegar arriba. Si esa persona daba algunos pasos más estaría en frente de su habitación, y los descubrirían. Sus padres ya le habían dejado claro que no debía tener relaciones sexuales con ningún chico. ¿Qué podía hacer Mao para que no descubrieran sus intenciones con Victor?

Sobre todo, fútbol - Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora