Los dos chicos entraron en casa, esperando una calurosa bienvenida por parte de su madre. Pero lo que se encontraron fue algo muy distinto.
Un hombre. Un hombre estaba empujando a su madre contra una estantería. El hombre hizo un ademán de abrazar a su presa y durante ese aparente forcejeo se cayó una foto de la estantería. El marco se rompió y había cristales por el suelo.
Los dos chicos inmóviles, no se recuperaron de lo que estaban viendo hasta que oyeron el estallido de los cristales al romperse.
En ese momento, Adam corrió a toda velocidad y le asestó un puñetazo en la cara al hombre.
-¡Ni se te ocurra volver a agarrar así a mi madre! -dijo Adam en un tono amenazante.
Segundos después del golpe, acudió Shiro a inmovilizar al hombre que yacía en el suelo. Pero antes de hacer nada, miró al hombre.
Habían cometido un error.
-¿Mao?, creo que no estaba atacando a mamá -dijo Shiro.
-¿Qué? ¿Cómo que no? -dijo Adam/Mao con furia en su voz.
-Aush... -dijo el hombre frotándose donde le habían dado el golpe- Que rapidez y que fuerza, ni siquiera me había dado cuenta de que estabais aquí... Aunque la verdad es que estaba algo ocupado -dijo riéndose y mirando a la mujer que estaba a su lado.
-¡Papá! -exclamó Adam.
Acto seguido le dio un abrazo y le pidió perdón por la confusión y por el puñetazo. Su padre le dijo que no pasaba nada y que agradecía que sus hijos fuesen severos en cuanto se refiere a los hombres que tenían contacto con su madre.
-Y ahora vete a dar una ducha, que quiero ver a mi hija -añadió su padre sonriente, con una mano en la cabeza de Adam.
-¡Sí! -exclamó Adam emocionado, como si fuese un niño pequeño.
Adam subió las escaleras corriendo, dejando a sus padres y a su hermano en el salón. Fue a buscar su pijama y después se dirigió a la ducha.
Se desvistió sin notar que ya había ropa de otra persona por el suelo.
Corrió la cortina de la ducha y allí estaba él.
Daisuke.
Los dos estaban desnudos. Se sonrojaron inmediatamente al darse cuenta de la presencia del otro. Se miraron unos instantes a los ojos, sin decir ni hacer nada.
Adam abrió mucho los ojos y con un movimiento rápido cerró la cortina del baño.
Avergonzado se puso a recoger su ropa.
-Oye... No hace falta que recojas la ropa -dijo Daisuke desde dentro de la ducha- yo ahora acababa.
-De acuerdo... -dijo Adam mientras se ponía los calzoncillos.
Momentos después Daisuke asomó la cabeza por detrás de la cortina de baño y dijo:
-No mires...
Aún estaba sonrojado.
Adam hizo lo que le pidió y se dio la vuelta para no mirar. Tuvo que estar así poco tiempo porque Daisuke solo se puso una toalla y recogió la ropa. Se notaba que quería irse cuanto antes. Aquello había sido incómodo para los dos.
En cuanto se fue, Adam se duchó a toda prisa. Tenía ganas de estar con su padre, ya que hacía tiempo que no lo veía. Él y Daisuke se habían ido a entrenar.
Mao ya se había puesto el pijama y con el pelo mojado bajó por las escaleras, emocionada y con una sonrisa en el rostro.
-Lo has enviado a ducharse, sabiendo que yo estaba ahí, ¿en qué estabas pensando? -era Daisuke que discutía con su padre.
-Ya sabéis que cuando estoy con esta belleza no puedo pensar en otras cosas... -dijo el padre a modo de disculpas.
-Bueno, no importa -dijo Mao acabando de bajar los escalones- tampoco ha pasado nada.
-Daisuke aún está sonrojado... -dijo Shiro- ¿en serio no ha pasado nada?
-¡Shiro! -le gritó Mao.
En ese momento, solo estaban pendientes de la conversación los tres jóvenes. Sus padres seguían con el juegecito de antes que le había costado un puñetazo a su padre.
-¿Y bien?, ¿cómo ha ido el entrenamiento, hermano? -le preguntó Shiro a Daisuke.
-Pues lo de siempre -dijo él avergonzado.
No era ningún misterio, a Daisuke no se le daba bien pelear. A veces se metían con él y llegaba a casa lleno de moratones... incluso los adultos podían ser malvados cuando se trataba de gente diferente como Daisuke.
Dai, tenía el pelo de color negro, con unos ojos azules impresionantes. Era un perfecto imán para las chicas. Además, aunque no hacía ejercicio con normalidad y constancia, tenía un cuerpo perfecto, aunque no era muy musculoso. Los músculos se le notaban pero tampoco habría que exagerar. Eso a las chicas les volvía locas.
Daisuke, no tenía la edad de Mao, sino que tenía unos 25 años; bueno, los aparentaba. En realidad, él y Mao solo se llevaban dos años de diferencia. Y Miriam aparentaba 16. El gen, actuaba de manera diferente en cada persona que lo tenía.
Dai, no solo era guapo y atractivo, también era increíblemente inteligente. Aunque a veces se mostraba irreflexivo si se le ponía en una situación extrema. En esos casos, se bloqueaba y no podía pensar con claridad.
-Hum... -dijo Shiro- oye Mao, ¿Por qué te has puesto le pijama?, solo es medio día -dijo Shiro.
-Porque no creo que salga, la verdad -contestó ella.
-Pero esta tarde hay entrenamiento... -dijo Shiro.
-Pues por eso mismo -replicó Mao.
![](https://img.wattpad.com/cover/28634102-288-k620200.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sobre todo, fútbol - Inazuma Eleven Go
De TodoSE ME HA QUITADO LA DESCRIPCIÓN!! (mierda) Ya pensaré que poner asdfghjklñ Solo leed mi historia, no os arrepentireis ~Créditos de la portada a trexpau~