Parte 13

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Después de días logro recuperarme, antes de bajar al pueblo Yoongi restriega su cuerpo en el mío para impregnar su aroma en mí. Entramos al pueblo, veo a los comerciantes, todos trabajando y poniendo sus puestos, colores nuevos en muchos puestos, no sé lo que sean, no sé si sean dulces o amargos los sabores, pero me gustaría probarlos, hay muchos sabores desconocidos para mí, me he tratado de ocultar así que lo que más conozco está en el bosque.

Cuando nos vamos acercando a la bodega, Nam nos da alcance.

- ¿Dónde estaban? ¿Sabes lo preocupado que estaba?

-Te dije que lo cuidaría.

-No me hagas decirte a cuantos dijiste que cuidarías y ahora no sé ni dónde están.

Yoongi rueda los ojos y me señala.

-Ahí está, está vivo, da gracias.

Nam se voltea a verme y se me acerca, me toca la cara y me abre la camisa para ver mis cicatrices. Le doy un manotazo para que deje de tocarme, es un maldito alfa que seguro también quiere meterse entre mis piernas.

-No me toque.

-Sólo quiero saber si estás bien, te has recuperado demasiado rápido, tu capacidad de curación es asombrosa.

Su mirada de asombro, la entiendo, pero hay un gesto que no reconozco, lo he visto en algún lado... pienso y pienso, en lo que ellos siguen discutiendo del por qué nos fuimos por varios días, del trabajo que se le ha colado a Hobi y a Nam, entonces lo recuerdo, mi padre me miró así una vez que corría por el bosque en mi forma humana, caí y me astillé la pierna con una rama, corrió hacia mí, puso esa mirada con la que Nam me miró hace unos momentos. Levanté mi mirada y Nam me estaba mirando nuevamente.

- ¿Estás bien? Te has puesto pálido.

Yoongi se aleja, no se despide mientras Nam y yo, nos seguimos mirando a los ojos, Nam se ha preocupado por mí, me ha visto de la misma manera en que mi padre me miraba de vez en cuando, por instinto bajé la mirada, escuchamos a unos niños reír y sin más volteé a verlos entre ellos estaba Yeo, me reconoció y se acercó a mí.

- ¡Jimin!

-Hola Yeo, ¿Cómo estás?

-Bien, escapando de mis padres un rato.

No puedo evitar reírme, uno de los niños sale corriendo y topa con él, el otro niño se levanta y vuelve a correr, Yeo se queda en el piso y le ayudo a levantarse, hace un gesto de dolor y lo reviso, tiene un raspón en la mano, hay detrás de nosotros una fuente y no puedo evitar cargarlo y llevarlo hasta ahí, lo siento en el contorno, tomo un poco de agua y lo voy limpiando, suave para que no le duela, la mano le queda sucia, llena de tierra y pequeñas piedritas, así que soy cuidadoso, estos días he sentido mucho dolor, por lo que no quiero que sienta lo mismo, por muy minúsculo que sea.

Le vierto otro poco de agua, hasta que termino de lavarlo bien, la mano le queda roja de ahí, pero en ningún momento le ha salido sangre.

-No está muy lastimada, unos días y volverás a correr.

Me sonríe y con la otra mano acaricia mi cara, me sorprendo un poco, pero no dejo de mirarlo, su forma de verme, me hace sentir bien, es agradecimiento y es cariño lo que veo en sus ojos.

-No te juntes con Yoongi, él es malo, aléjate de él.

Y vaya que lo sé, pero escapar solo implicaría huir de por vida, sé que Yoongi intentaría cazarme para matarme, en cambio sí espero su celo, le daría lo que quiere y después le pediré que me deje ir, sé que podré lograrlo, he hecho todo lo que ha pedido, si el celo de cualquiera es cada seis meses, en pocas semanas me podré alejar de ellos, ahora que ya sé lo que es, podré controlar el mío, para ese entonces estaré en un pueblo más lejano y subiré a la montaña para evitar ser olfateado por algún otro alfa de mierda.

La extinción de una casta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora