Mansión Hiddleston

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Cuando llegaron intentaste abrir la puerta, pero estaba cerrada, tocaste el timbre varias veces para ver si la señora Hudson te abría, pero uno de sus vecinos te dijo que había salido, así que tendrías que quedarte allí esperando a que alguien volviera. 

- ¿no tiene una llave? -preguntó Thomas parado junto a ti. 

- no, pero no se preocupe. De seguro volverán en cuestión de minutos -le sonreíste levemente mientras mirabas alrededor. 

- si le parece bien podría venir a mi casa, puede esperar allí y luego vuelve -tú lo miraste desconfiada- lo siento, si cree que me estoy propasando... -lo interrumpiste. 

- para nada, pero no sé si sea una buena idea 

- creo que sería mejor, a tener que esperar en un escalón sentada con el vestido manchado a que aparezca alguien -se frunce de hombros. 

- tiene razón... supongo que es mejor que mi plan original -lo miras atentamente un par de segundos- está bien, iré con usted... 

Él sonrió y ambos volvieron a subir al carruaje, Thomas iba hablando contigo para que se conocieran mejor, te dijo la dirección y te comentó sobre su familia para que no estuvieras tímida cuando llegaran. 

- hemos llegado, señor -dijo el conductor del carruaje. 

Thomas bajó primero y te extendió la mano para que pudieras bajar del carruaje, luego te guió hacia la mansión aún tomando tu mano. 

- ¡hijo, al fin llegas! -se escuchó desde el pasillo cuando Hiddleston cerró la puerta.

- madre tenemos una invitada -mencionó Thomas sacándose su abrigo para colgarlo. 

- uy, una invitada -la mujer fue hacia ustedes y al verlos todos embarrados llevó sus manos a su boca dramáticamente- pero, ¿qué les sucedió? 

- la llovizna de anoche ha hecho estragos en los caminos. Nos caímos recorriendo los bazares -respondió su hijo con tonalidad jocosa.

- ay, mírate linda -dijo apenada- ven subiremos y le pediré a la servidumbre que prepare un baño para ti -se acercó a ti y entrelazó su brazo con el tuyo para que la siguieras- les diremos que laven el vestido que traes puesto, tal vez la ropa de mi hija te quede... -volteaste hacia atrás y viste a Thomas parado aún en la entrada con una sonrisa cálida y dulce, tú le sonreíste levemente y seguiste a su madre subiendo unas escaleras hacia la segunda planta de la casa. 

Ella te guió a una habitación de invitados donde una ama de llaves preparó un baño para ti, cuando estuviste completamente sola te quitaste ese vestido rosa que lamentablemente manchaste, lo dejaste caer al suelo y te metiste a la tina con el agua a temperatura perfecta.
Luego del baño saliste dispuesta a secar tu cuerpo cuando una mujer con fachada de sirvienta golpeó a la puerta, dijiste un "pase" y apareció con otro vestido diferente al que tenías puesto tú. 

- señorita, me envió la señora Hiddleston a entregarle este vestido, espera que le quede -te lo entregó y tú le sonreíste con amabilidad. 

- muchas gracias -ella dijo "no es nada" y se fue llevándose el vestido sucio dejándote sola de nuevo. 

Te secaste el cuerpo y te pusiste aquel vestido, luego peinaste tu cabello, te pusiste las zapatillas que traías puestas desde que llegaste allí y finalmente bajaste hacia la planta baja siguiendo las voces apenas audibles que te guiaban a la sala. 

- ___ -dijo Thomas volteando a verte al quedar el ambiente en completo silencio

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- ___ -dijo Thomas volteando a verte al quedar el ambiente en completo silencio. 

- no quise parecer entrometida o interesada en su conversación de alguna manera... -la madre del Hiddleston se adelantó a hablar antes que termines la oración.

- para nada, linda. Ven siéntate con nosotros -dijo la señora con amabilidad palmeando el sofá en el que se encontraba.

La madre intentaba iniciar conversaciones contigo para entablar una buena relación, como si fueran amigas, pero habían cosas que no sabías cómo responder, no recordabas nada de ti, absolutamente nada.
Después de eso te invitaron a cenar y no rechazaste la oferta, pues te habían agradado mucho.
En la mesa, te sentaste junto a Thomas a cenar con sus padre, pasaron las horas y estabas lista para volver al 221B, pero los Hiddleston te ofrecieron quedarte, su hijo no había llevado a una chica jamás a la casa y la idea de que se hubiera interesado en ti les agradaba muchísimo, así que también aceptaste a eso.

- esta es la habitación -dijo Thomas guiándote- que descanse, señorita Chase 

- gracias, señor Hiddleston -le sonreíste y entraste a la habitación. 

No te quitaste el vestido, pues sentías un vacío en el pecho, no podías ni siquiera dormirte, te levantaste con la idea de ir a recorrer Londres por la noche, pero al bajar las escaleras viste a Thomas en la sala junto a la chimenea, ibas a ignorarlo, pero decidiste acercarte. 

- ¿tampoco puede dormir? -llamaste su atención haciendo que se sobresalte. 

- señorita Chase -se levantó con premura guiando su mirada a ti. 

- no me llame así, puede decirme ___ -pasaste hacia la sala y te acercaste a él- ¿le puedo hacer compañía? 

- por supuesto que sí, faltaba más... -te hizo un lugar junto a la chimenea y te sentaste en la alfombra en silencio. 

- ¿qué sucede? -le preguntaste al verlo serio con su mirada fija en el cálido fuego. 

- te miró de reojo- no puedo caer en los brazos de Morfeo con facilidad 

- ¿puedo saber por qué? -preguntaste con curiosidad. 

- es que no logro recordar mi infancia -soltó intentando encontrar las palabras adecuadas para la situación que padecía- ¿suena extraño? 

- no -negaste con la cabeza y te afirmaste en su hombro- también tengo problemas con ello, como habrás notado en la charla con tu familia... -te distrajiste al ver pasar junto a la chimenea a una serpiente verde. 

- ¿___? -preguntó al ver que palideciste y miró hacia donde se encontraba tu mirada, pero no presenció nada- ¿pasa algo? 

- no viste la... -lo miraste señalando hacia la nada- las chispas, podrían ocasionar un incendio -mentiste, no tenías una razón específica para hacerlo. Sólo no querías parecerle rara.

- se ríe- descuida, es todo seguro -afirmó su cabeza sobre la tuya. 

Permanecieron así, mirando el fuego hasta que la llama se empezó a consumir por el tiempo causando que caigan en los brazos de Morfeo.

Paradojas (Sherlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora