Problemas y tragedias

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- oh hola, señora Hudson -le sonreíste a la mujer- ¿Holmes se encuentra en casa?

- sí, arriba -miró fijamente a Thomas- ¿en verdad volvió a venir? -tú asentiste- ¿bajo su voluntad?

- que encantadora -dijiste con sarcasmo, volteaste hacia Hiddleston y te acercaste a él- muchas gracias por todo, sir Thomas

- no hay de qué agradecer, señorita -te sonrió- yo... me preguntaba si le interesaría salir conmigo

- am... ¿sí? -lo miraste atentamente- me parece perfecto

- bien, en la noche pasaré por usted -subió a su carruaje- adiós

- adiós -dijiste antes de caminar a la casa.

- es un muchacho encantador -mencionó la señora Hudson.

- sí, ya lo creo -comenzaste a subir las escaleras y fuiste hacia la habitación que era de Watson- señor Holmes...

- oh, al fin hace su aparición, Mademoiselle -dijo el detective.

- ¿dónde pasó la noche, señorita Chase? -preguntó Watson.

- ammm... con sir Thomas -dijiste apenas audible, pero Holmes te escuchó.

- lo ves, Watson. Tú y tu prometida alteran la vida de quienes lo rodean -protesta enojado- la joven aquí presente no tenía ningún interés amoroso hasta que tú comenzaste a atormentarla

- no, señor Holmes -reíste por el enfado en sus ojos y la confusión de Watson en su rostro- no tengo interés amoroso en el señor Hiddleston, ¿y ese cadáver?

- oh sí, es un obrero industrial. Irémos... -Watson lo interrumpió.

- irás

- sí, era en sentido figurado, amigo -dijo con la mirada cabizbaja- iré a investigar un almacén que promete entregarnos nuevas pistas sobre el caso ¿le gustaría venir conmigo?

- claro, suena divertido -miraste la hora en el reloj.

Holmes salió a toda prisa de la sala, tú tomaste un papel y pluma para escribir la dirección a la que irían, Holmes se cambió y tú igual, por ropa más cómoda.
Luego estuvieron a punto de irse y tú le diste a la señora Hudson la nota para que se la entregara a Thomas cuando fuera por ti.
Watson los siguió ya que Holmes dejó su arma a propósito, para terminar en un barco que funcionaba con carbón partiendo rumbo a la fábrica.

- ¿hay otras formas de cruzar el río? -preguntaste mientras sostenías una lámpara.

- esa es la incógnita, también quisiera saber la respuesta -dijo Watson echándole carbón para que el barco anduviera.

- hace todo el trabajo duro, doctor -reíste guiando tu mirada a Holmes, el cual reía y fumaba su pipa junto al dueño del barco.

Cuando llegaron a la fábrica empezaron a caminar en silencio hacia adentro, observabas todo el lugar mientras Holmes discretamente te dió un arma.

- se llevaron algo de aquí hace unos minutos -mencionó Holmes al ver el rastro del lodo.

- aquí había más pistas sobre el trabajo de Blackwood -dijiste observando todo lo que podías.

- que extraña propuesta a una cita -sintieron la voz de Thomas- yo la invitaría a una cena en un restaurante

- ¿qué hace usted aquí? -susurró Holmes sorprendido.

- yo lo invité, bueno en realidad le dije a dónde iríamos -respondiste.

- no puede invitar a quien desee como si esto fuera una reunión para beber té -te regañó Holmes como si fuera tu padre.

Paradojas (Sherlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora