Kaminari decidió dejar descansar unos días sus planes, después de todo estaba sumamente ocupado ahora en el monasterio y parroquia ya que Izuku tuvo que quedarse en cama unos cuantos días en lo que terminaban de cerrar sus heridas de buena forma. Además de lo anterior le hacía de enfermero, limpiaba los cortes en su espalda que sabía serían cicatrices de por vida, luego les ponía una pomada que hacían las monjas del convento de su misma orden y finalmente, tras dejar respirar un poco aquella piel terminaba por vendarlo y ayudarlo a acomodarse en la cama.
Pero a pesar de llevar aquella mundana rutina, siendo un interesado compañero y amigo, un sacerdote inocente que simplemente le servía a la Iglesia, no podía dejar atrás su naturaleza.
El primer día no lo había notado, pero el segundo y tercero ya fue más que evidente. Katsuki no era bueno espiando en las sombras, al menos no para alguien con los sentidos tan agudizados como el demonio de ojos de sol. Pudo notarlo observarlo en la lejanía, en el límite que separaba el bosque del monasterio; a la salida de misa; cuando le tocó ir por más pomada al convento, sabía que estaba por allí. No podía evitar sentirse nervioso, después de todo ¿quién no lo estaría en su lugar?
-Ya... está bien que dijera que me iba a vigilar -dice en un susurro para si mismo mientras descansaba de sus labores sentado en la fuente del pequeño patio trasero que tenía el edificio de las habitaciones de los sacerdotes.- pero esto es demasiado. –desvía la mirada a un punto al borde del bosque, arriba en un árbol, allí, podía ver gracias a su buena vista como el de ojos carmín lo vigilaba a la distancia.-
Había notado que solo venía por las tardes, a eso de las 6 y que quedaba a lo mucho hasta las 9 de la noche. Pero ya no, le dejaría bien en claro a ese explosivo rubio que no se jugaba con él ¡Aun cuando realmente estaba cagado de miedo por ser descubierto!
Es así, como al cuarto día, vuelve a su actitud normal pero con un plan para que aquel caballero de la orden real se dejara de molestar.
Al menos uno o dos días, lo que demorara en ponerse de pie nuevamente.
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Bakugō estaba listo para salir. Aquel sería el cuarto día de su nueva rutina: vigilar al sacerdote.
Recién lo estaba incorporando a su rutina de todos los días, pero Bakugō era alguien correcto, recto, aplicado en ese tipo de cosas, no por nada podía hacer gala de tal fuerza y virtudes en combate que con creces superaba a todos los demás guardias y caballeros del principado, incluso se podría enfrentar a caballeros del mismísimo reino de Endeavor. Pero claro, por lo mismo, por su excelente condición y orden para consigo mismo es que puede darse el lujo de tener su misión de vigilancia.
Normalmente pasaba desapercibido, ya que esta vigilancia la hace en su tiempo libre y de ocio, pero claro, su tan buen amigo y aliado Kirishima lo terminó notando. Es por eso que esta vez insiste e insiste sin parar para que Bakugō le deje acompañarla a su "misión secreta". Seguía siendo secreta para el azabache.
-Y... -dice alargando la misma letra y luego haciendo una leve pausa mientras veía con sus orbes carmín al cenizo al lado suyo, ellos dos caminando, esta vez sin sus caballos, al monasterio.- ¿De qué se supone que trata esta misión secreta? ¿Es un encargo del Príncipe? –alza una ceja y sonríe esperando a que por fin le respondiera, aunque el segundo caballero estuviera con un humor de perros.-
-... -y eso mismo, la nada absoluta fue su respuesta, lo que hizo que Kirishima expresara su descontento de una manera muy infantil: un ligero mohín con su labio inferior en un puchero y sus ojos ligeramente tristes.-
-Vamos, dime. Si voy a ser parte de esto tienes que contarme.
-Tú estás aquí porque eres más insistente y terco que una mula.
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Pesadillas [BakuKami KiriKami]
FanfictionEl insomnio no podía con el, intentaba no dormir porque sus sueños eran cada vez mas vividos. Parecía realidad, ese extraño demonio que se acercaba a el por la noche, que entraba a su cama y le brindaba un placer que jamás había sentido antes. Cab...