-Maldito estúpido, ¿Cómo pudo?.-Espetó Arianna con claro odio en su voz.
Luego de que fui corriendo cuando mi novio, ¿novio?, no él no lo es, es un simple imbécil, cuando el termino conmigo, alcance a la distancia a ver sus reconocidos rostros a los cuales buscaba desesperadamente, Arianna y Aphril, apenas me divisaron vinieron hacia mí, sabiendo que algo malo había ocurrido en ese corto instante y ahí fue como les conté todo, sollozando por él.
Él mismo que había sido capaz de robarme sonrisas por 5 meses, que para mí fueron estupendos, para él no significaba nada al parecer.
Aleje cualquier pensamiento de mi mente para continuar sollozando en los brazos de mi amiga, sin embargo ella continuo hablando, ya que sabía que yo era incapaz de decir una sola palabra en este momento
-No te preocupes cariño.- Intento tranquilizarme Aphril con su inocencia pura y viva en su voz, tal como era ella.
-El las pagara, maldita sea, mírate, estas destrozada, ese tonto va a escucharme ahora mismo.-Arianna estaba decidida a ir tras él, pero tome su brazo deteniéndola, no quería que él me viera así, no le daría el gusto de ver lo que causo en mí, todo el daño que me hizo.
-No lo hagas, por favor, no quiero saber más de el en toda mi vida- ella solo asintió notando lo que pensaba, y se volvió a consolarme.
-Entremos ya, el recreo ha acabado- Asiento limpiando mis lágrimas y caminado tras Arianna mientras Aphril aún me abrazaba.
Ese día paso muy lento, demasiado para mi gusto, y todo el peso que tenía encima de mí, era demasiado abrumador, y volví a pensar en lo ocurrido en el transcurso del recreo en tan solo minutos.
Ahí me puse a pensar en mucho, incluso pensé que él se había cansado de mi por el hecho del castigo, porque me veía como una niña, talvez pudo ser eso, pero no, tenía que haber algo más sin embargo yo no quería saberlo.
Recuerda, ya no te interesa, no más, basta de pensar en ese tonto, mi subconsciente me decía eso repetidas veces, talvez asi podría engañarme y evitar que el odio en mi hacia el me carcomiera viva.
Fui distraída de mis pensamientos con el Ring de la campana, y esto era lo que estaba esperando hace mucho, la salida, asi podría ir a casa y continuar con mi llanto sabiendo que a mí no me gustaba que me vieran llorar, ahí sola, podía llorar cuanto quiera.
sabía que era mi único lugar aislado, el único que creía capaz de ser mi confidente y si las paredes tuvieran vida propia supieran cuantas lagrimas he derramado ahí, no precisamente por chicos, yo nunca llore por un chico, hasta ahora claro, sino por otros problemas, sin duda alguna esto me dolía demasiado para ser capaz de contener mis lágrimas.
Caminaba sin percatarme que mis amigas a mi lado hablaban, las oía mas no las escuchaba, iba muy encerrada en mis pensamientos, que era casi imposible entablar una conversación o siquiera poner un poco de atención hacia ellas, pero de alguna manera u otra sabía que iban a entenderme.
-¿Quieres que te acompañemos a casa?.- me pregunta la pelirroja, Aphril.
-No tranquilas, no se preocupen, necesito solo un poco de espacio, creo, aunque Mike estará pronto cerca para irme junto con el como de costumbre ...- dije con un tono más calmado, sabía que no era una muy buena actriz pero podía al menos simular que me estaba componiendo, por más que dentro de mí, todo estaba hecho trizas.
-Está bien, cuídate cariño, no llores más por el imbécil ese.- Me dice Arianna provocando que la mención de su nombre cause mucho dolor en mí y que me sienta destruida una vez más, pero lo disimule bastante bien ya que no me reprocho nada.
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Never Believe in Love
Teen FictionCuando te sientes traicionada, no hay marcha atrás. Cuando la confianza se pierde, no hay manera de volver, porque la confianza se gana con muchas acciones y se pierde solo con una. Cuando el chico perfecto, resulta ser un farsante, es momento de la...