Trilogía O'Conner Extras

4.- "Beckett y O'Conner"

"Apodyopsis - O'Conner #3"

¿Cómo se conocieron Hadan y Loan?

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Para un niño, hacer amigos en su primer día de primaria es tan aterrador así como emocionante.

Algunos no tienen una facilidad precisa de hacer amigos, otros son más alejados, en este salón de clases, había niños de cinco y seis años, y la mayoría de ellos eran muy tímidos para hablar, o eso en un inicio, ya que después de días, las amistades surgieron.

Pero había uno en especial, que era bastante apartado de todos, era mucho más solitario y temeroso de los demás niños, y no ayudaba mucho que los demás estuvieran jugando por otro lado.

Hadan Beckett, no sabía cómo acercarse a los demás, así que él solo estaba ahí, un pequeño moreno de cinco años, sentado en una alfombra dónde un juego de cocina le acompañaba, nadie de su familia se lo explicaba, pero claro que le gustaba mucho cocinar, y sus juguetes preferidos eran esos.

Los pequeños seguían gritando y jugando entre ellos, mientras Hadan estaba muy entretenido imaginando que estaba preparando todo un buffet.

—Muy bien —dijo la profesora con uniforme colorido, alejándose de un grupo de niños que jugaban con coches.

La mujer castaña divisó al morenito, y se acercó a él con cautela.

—Hadan —lo llamó—, ¿no quieres jugar con tus compañeros?

Él negó.

—Mmh, bien, ¿qué estás haciendo?

—Cocinando mucha comida —contestó, aún no podía pronunciar bien algunas palabras, pero lo dijo con mucha emoción, sus ojitos brillando.

—Mucha suerte —le sonrió.

Dejó a Hadan jugar con su imaginación, pero pasado algunos minutos en que ella notó que los infantes reían demasiado, pero ahora estaban ya un poco descontrolados, decidió seguir con una nueva actividad.

Los llamó a todos, indicándoles con una sonrisa y mucha paciencia, que debían trabajar en mesas, en parejas, les colocó hojas con dibujos para colorear, y comenzó a pedirles a algunos que sacaran sus colores.

Hadan, quedó solo en una mesa, y con toda la alegría comenzó a dibujar un caballo.

—¿Dónde está Loan? —preguntó la mujer, notando que un pelinegro estaba ausente.

Buscó por todos lados del salón de clases, viendo que en efecto, él menor no estaba.

Apurada y apunto de salir del aula, todos los niños incluida la maestra, vieron entrar a un niño en un triciclo, con lentes oscuros en su rostro, con una pequeña mochila roja, y con estilo.

—Llegué —soltó el pelinegro.

—Loan, ¿dónde estabas? —preguntó nerviosa, llegando hasta el menor para ver qué estuviera bien.

—Fui a pasear —contestó, sacando los lentes oscuros de su cara—, ¿me extrañaste?

La profesora rió. —Eh, sí, claro, mejor deja tus cosas en su lugar de nuevo para que puedas divertirte con tus compañeros coloreando.

Él pequeño solo estiró su cuello, bajó de su mini vehículo y dejó que la profesora se encargara de sus cosas.

Aquel niño de seis años, divisó por todo el salón dónde había un asiento vacío, caminó hasta el fondo, no sin antes dibujar un pequeño corazón mal hecho en tres hojas de tres niños que él consideraba sus novios.