5.- "Costumbres"

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"Detrás de la Pantalla - O'Conner #2"

Escenas ocurridas después de la historia, cuando Gian ya era un actor oficialmente <3.

Otro de Kent y Gian porque los amo.

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Después de decir pública y legalmente que ya no deseaba estar entre el mundo del cine actuando, Kent Schell prefirió pasar de trabajar frente a cámaras, a estar detrás de ellas, siendo la persona que componga la trama, los diálogos y la personalidad de los personajes de futuras películas y series.

Al inicio, en el que Gian comenzaba a grabar una película distinta a la que hicieron juntos, Kent lo acompañaba en todo momento, siempre recordándole que lo estaba haciendo excelente.

Y después, Gian le pidió no asistir siempre, ya que él quería probarse a sí mismo en su nuevo trabajo, así era como el menor acostumbraba, a pasar todo por si mismo, a Kent le ha costado bastante acostumbrarse a la independencia de Gian, aún le causaba impresión ver que el chico despertaba temprano y se acostaba tarde, porque la mayoría del tiempo no dejaba de trabajar.

Entendía que, era una actitud de Gian por querer estar bien laboralmente, en el sentido de que, después de conocer lo que tuvo qué hacer, sabía que para O'Conner, era difícil pensar en un día sin trabajar, porque le hacía creer que así no tendría dinero suficiente a pesar de ser alguien muy bien pagado.

Pese a eso, Kent era muy paciente ante ello, si se trataba de Gian, él era demasiado paciente.

Pero al menos en esta noche de alto frío, Kent solo iba de un lado a otro por su casa, cubierto por una gran sábana, con un café en su mano.

Estaba esperando a Gian, eso era seguro, y qué mejor manera de esperarlo, que viendo una serie en la sala principal.

Y ahí estaba, Kent Schell, el ex actor alemán que se caracterizaba por ser tan profesional... Recostado a lo largo de su sofá esperando obedientemente a quien él aseguraba es el amor de su vida.

De solo pensar en él, ya se emocionaba de saber qué él iba a llegar. Porque sí, Kent siempre se hacía la misma pregunta todos los dias.

¿Cómo alguien tan lindo y genial como él puede estar conmigo? . Pensaba.

Y siempre se terminaba contestando él mismo que, él tiene a Gian amarrado a su cariño, y que tal vez no descubriría como es que el pelinegro estaba su lado, pero ahí iba a hacer que se quedara.

Había galletas de un plato que llegaban a la boca de Kent mientras miraba aquella serie de suspenso.
Por lástima, esas galletas eran originalmente para Gian, eran.

—Te odio, ojalá te mueras —soltó él castaño claro a la oscuridad, o mejor dicho, al personaje que menos le agradaba de la serie.

Dejó los minutos pasar, hasta que escuchó la puerta abrirse, unos pasos acercarse junto con un suspiro de alguien agotado.

—Pensé que ya estabas dormido —a sus oídos llegó esa pacífica voz que tanto le alegraba y calmaba.

Recostado, miró hacia atrás, encontrando a Gian de pie, con su abrigo y un rostro feliz.

Levantó la sábana, dejando a la vista ese espacio vacío dónde el pelinegro que acababa de llegar, podía caber perfectamente.

No le dijo nada, porque ambos ya sabían lo que tenía que pasar.

—Ya entendí —Gian rió—, no me hablarás hasta recostarme.

Esa era la única costumbre que Kent tenía para que Gian pudiera descansar de solo estar pensando en trabajar, cuando Gian llegaba, Schell no le contestaba hasta ver que O'Conner finalmente dejaba de estar de pie, hasta que se sentara o recostara. En síntesis, para que el ojiverde pudiera convivir con su pareja, tenía que relajarse.

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