Trilogía O'Conner Extras

06.- "Paseo"

"Sin Miedo - O'Conner #1"

Es que yo amo a los tres hermanos :(
Escenas ocurridas antes del inicio de la historia.

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El auto se movía por el camino, era apenas mediodía, las clases habían terminado antes, más de lo normal.
Un pelinegro que conducía a casa de sus padres, había puesto la música favorita de cierto castaño de ojos amarillos que tanto le gustaba.

Realmente, ya había escuchado un par de veces que la música favorita de Jaylan era la música de grupos asiáticos.
Zahir no conocía muchos, pero si quería acercarse a Jay para agradarle, estaba dispuesto a escuchar un nuevo género musical, que al final le terminó gustando, y por eso su camioneta reproducía una de esas canciones.

Intentando pronunciar la canción correctamente, tuvo una pequeña equivocación, que lo hizo reírse de él mismo, le causaba mucha risa escucharse a él mismo intentar aprenderse una canción en ese tipo de idiomas, y todo para poder entenderse con Jaylan.

Silbando la tonada de la canción, llegó a la casa de sus padres, con un plan para que después de dos semanas sin verlos, pudiera salir a pasear con sus hermanos a cualquier lugar, él solo quería sacarlos de ahí, hacerlos olvidar las constantes peleas de los dos adultos a cargo de cuidarlos.

Bajó de su propia camioneta gris, viendo hacia la ventana, que un niño de cabello negro con ojos verdes, ya lo estaba esperando dentro de la casa con una sonrisa.

Se acercó hasta la puerta y justo antes de abrirla con sus propias llaves, alguien más pequeño la abrió por él desde dentro, dejando solo su cabecita expuesta, no era el mismo que le había visto desde la ventana, era él más pequeño de los tres.

—Hola, enano dos —saludó con una sonrisa al menor que portaba lentes oscuros.

—Contraseña —exigió el menor.

—Ah... ¿Por favor?

—No me sirve —indicó él pequeño pelinegro—, te quedan dos oportunidades.

—Ya basta, Loan, déjalo entrar —se escuchó una voz un poco mayor que la de Loan.

—No me dejan ser —finalizó el niño recién regañado, desapareciendo de la puerta.

—¡Zahir! —Gian abrió la puerta enteramente, estirando sus bracitos al gran chico que acababa de entrar.

—Hola, enano uno —él mayor de los O'Conner sonrió, abrazando a Gian, cargandolo y apoyándolo sobre un brazo.

Así era siempre, en cuánto Zahir llegaba a casa, los tres hermanos sentían una profunda alegría.
Él mayor, porque le gustaba ver a sus hermanitos divertirse, y prefería hacerlos pensar en otra cosa que no fuesen problemas.
Él de el medio, porque con Zahir sentía una gran protección que solo su hermano mayor podía darle.
Y él menor... Porque Zahir en casa significaba salir a comer.

Él más alto pudo notar que en esta ocasión no había gritos, hace una semana, la última vez que vino a verlos, sus padres no se hablaban, habían discutido nuevamente, pero los escuchaba al menos caminar por la casa o incluso maldecir por lo bajo.
Ahora mismo, lo único que escuchaba por toda la casa era al menor que hace un mes había cumplido seis años apenas, que estaría preparando alguna travesura quizá.

—¿Dónde están mamá y papá? —preguntó Zahir.

Gian negó. —No sabemos.

—¿Cómo que no saben?