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Hyunjin pasó por el supermercado antes de volver al departamento, quiso comprar unos chocolates que sabía eran los favoritos de Jeongin

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Hyunjin pasó por el supermercado antes de volver al departamento, quiso comprar unos chocolates que sabía eran los favoritos de Jeongin. El pelinegro disfrutaba de mimar al menor, le encantaba ver como se iluminaban los ojitos de éste cada vez que le daba alguna sorpresa, por más mínima que sea, Jeongin siempre brincaba de un lado a otro cuando el más alto lo consentía.

Subió los escalones de dos en dos ansioso por llegar al departamento. Parecía que a cada lugar al que iban terminaba por romperse el ascensor, aunque eso no le molestaba a Hyunjin ya que no era gran esfuerzo para él, a diferencia de Jeongin, que parecía había que administrarle una máscara de oxígeno cada vez que se iba o volvía al departamento.
Estaba por colocar la llave en la cerradura cuando de repente la puerta se abrió, y del otro lado lo observaba el menor quién esbozó una pequeña sonrisa al verlo.

—Sabia que eras tú.—aún se encontraba con la misma cantidad de ropa que llevaba antes de que él se fuera, le regaló una de esas ronrisas que hacía al corazón del pelinegro latir tan fuerte que pareciera queria salir de su pecho. Jeongin se dió media vuelta y se dirigió al sillón donde permanecía mirando una película, dejando a la vista de Hyunjin sus niveas piernas y su redondo trasero, que por cierto, se encontraba apretado en los blancos boxers y la remera que llevaba no llegaba a cubrirlo por completo.

El de blancos cabellos disfrutaba mucho de las películas, en especial las románticas. En los últimos meses Hyunjin había tenido que aprender a lidiar con estas, entre otras cosas.

Jeongin se acomodó subiendo ambas piernas al sofá y sentándose en forma de indio, se le quedó viendo al pelinegro que aún permanecía parado en la entrada, dio un par de palmaditas en el sofá invitando a Hyunjin para que se siente a su lado y así ver la película juntos. Éste se acercó y dejó arriba de la pequeña mesita que allí se encontraba una bolsa con distintos dulces que eran los favoritos del menor, éste sonrió al verlos.

Se estiró hacía la bolsa con dulces y la dejó sobre sus piernas, sonriendo ampliamente mientras observaba al mayor con ese brillo característico en sus ojos que a Hyunjin tanto hipnotizaba.

—No tenías que hacerlo—Hyunjin lo sabia, pero le encantaba mimar al menor. Podía jurar que la sonrisa de Jeongin era la más pura que podría existir y por eso hacia todo lo posible para que ésta siempre saliera a la luz. Lo reconfortaba demasiado verlo feliz y saber que él era el causante.

—Lo sé.—Hyunjin sonrió encontrándose con la mirada del menor, emanaban tanta inocencia que parecía imposible que cualquier ser humano pudiera poseerla.

Ambos se quedaron viendo, no queriendo desconectar sus miradas.
Hyunjin había estado seguro de muy pocas cosas en su vida, pero lo que si podía asegurar con certeza, era que se encontraba completamente perdido en aquellos orbes color avellana, y que daría lo que fuera por poseer aquellos rosados belfos entre los suyos.

El pelinegro se fue acercando cada vez más a su menor, observando cada una de sus reacciones para alejarse a la mínima negativa o incomodidad que el menor mostrase. Al ver qué Jeongin no se alejaba acunó suavemente su rostro y lo atrajo aún más hacía él, presionando sus labios sobre los contrarios en un delicado y casto beso que no se animó a profundizar, dejando el completo control en las manos de Jeong.
El menor empezó a mover sus labios con timidez, pero se separó rápidamente al darse cuenta que se estaba besando con quién consideraba su mejor amigo. Jeongin sintió como el rubor escalaba sus mejillas. Se levantó del sofá para escapar a la habitación que compartía con el pelinegro, se colocó unos jeans y una chaqueta decidido a salir del departamento lo más veloz que pudiera, al salir a la sala se encontró a Hyunjin aún sentado en el sofá con una expresión que denotaba toda su confusión por la reacción del menor, Jeong le sonrió algo apenado y aún con sus mejillas ardiendo salió del departamento.

Roommate | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora