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Jeongin sentía su corazón golpear contra su caja torácica, quería arreglar aquello que estaba arruinando su amistad con el alto, ¿pero realmente se encontraba listo para ser rechazado? Pensar aquello solo lograba que sus latidos aumentaran con fre...

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Jeongin sentía su corazón golpear contra su caja torácica, quería arreglar aquello que estaba arruinando su amistad con el alto, ¿pero realmente se encontraba listo para ser rechazado? Pensar aquello solo lograba que sus latidos aumentaran con frenesí.

El incómodo momento en el que quedaron solos en el departamento parecía no querer acabar, el silencio ensordecedor los atormentaba y ahora ambos estaban sentados en el sofá con una distancia considerable entre ellos, como si el mínimo tacto contrario quemara.

Si, tal vez Hyunjin admitía que se había comportado algo inmaduro al invitar a Chan al departamento solo porque Jeongin invitaría a Yeonjun. Ahora mismo se estaba pegando mil cachetadas mentales por lo inmaduro que había actuado, y porque era obvia la intención que tuvo al invitarlo, para su suerte, parece que Jeongin no había logrado ver lo infantil de sus acciones.

Y eso le llenaba más el corazón de culpa, que Jeongin sea tan inocente que ni siquiera haya podido pensar en los actos del mayor con una intención de malicia, porque si, Hyunjin hubiera querido que Jeongin se sintiera celoso ante la presencia del rubio, tan celoso como él se sintió al ver a Yeonjun tan cerca de Yang.

Intentó conectar su mirada con Jeong, quien le parecía más importante cualquier cosa en el departamento que observar al mayor.

—Jeong...

Con duda el peliblanco dirigió sus ojitos a los oscuros orbes de Hwang, no pudo evitar sentirse pequeño ante la mirada intensa que éste le daba.

—Dime.

Hyunjin suspiró, ya no era soportable para él la indiferencia con la que se estaban tratando.

—Quiero pedirte disculpas, yo traje visitas aún cuando sabía que tú estarías ocupado y que seguro necesitarías paz para poder concentrarte, no fue muy maduro de mi parte haber invitado a Chan solo porque tu invitarias a Yeonjun.

Jeongin parpadeó un par de veces, ¿qué tenía que ver Yeonjun en todo esto?

—Esta bien Hyunjin, la presencia de Chan no me molestó, ni siquiera los escuché una vez estuvieron en la habitación—los labios de Jeongin se unieron en una línea recta al recordar que estuvieron en el cuarto y que ningún ruido había salido de allí, ni siquiera un indicio de que estaban manteniendo una conversación—pero no entiendo que tiene que ver eso con que Yeonjun haya venido.

—Jeongin, no hace falta que me lo ocultes.

—Ocultar...¿qué?

Hwang rodo los ojos y Jeongin enarco una de sus cejas bastante curioso por lo que sea que estuviera pasando por la cabeza del pelinegro.

—Yo...fui a buscarte luego de que salieras corriendo del departamento, luego de unos minutos buscando por los alrededores se me ocurrió que podrías estar en casa de Yeonjun, recordé que ustedes son buenos amigos y que antes pasabas mucho tiempo en su casa—Jeongin tragó saliva, le ponía algo incómodo que Hyunjin recordara aquello ya que, si bien era cierto que pasaba mucho tiempo en la casa de Choi, era porque todos sus encuentros ocurrían allí—fui hasta allí, pero cuando Yeonjun me atendió y estaba a punto de ir a buscarte tu lo llamaste desde su habitación para que vaya contigo.

Jeongin cerró sus ojos con fuerza, sabía que la situación podía malinterpretarse pero todo tenía una explicación y Hyunjin debía escucharla.

—Hyun, no es lo que crees...

—Esta bien Innie, no hace falta que me lo niegues, no tienes que ocultarlo, entiendo que nuestro beso solo haya sido un error para ti, pero quiero aclararte que para mí no lo fue, que me alegro de haber probado tus labios porque hace muchísimo tiempo deseaba hacerlo, no te imaginas cuánto, aunque las cosas no hayan salido como quisiera.

Yang se quedó observando al pelinegro un larho tiempo en silencio, intentando procesar esa...¿Extraña declaración? Y ordenando sus pensamientos para elegir adecuadamente las palabras que usaría.

—Hyun, solo cállate y déjame hablar. Nuestro beso no fue un error, ¿si? Yeonjun y yo solamente somos amigos, si bien hubo un tiempo en donde pasamos un poco la raya de la amistad, ocurrió hace bastante y ni yo ni él tenemos sentimientos el uno por el otro. Él es un gran amigo y compañero, eso no va a cambiar para mí, pero es completamente diferente a lo que siento cuando te veo a ti; a ti no te veo como a un amigo, hace bastante de hecho dejaste de serlo ante mis ojos, y me sentía mal y culpable por desarrollar sentimientos por quién se supone era mi mejor amigo, pero no pude evitarlo, y me conformaba con ser tu amigo mimado a quien cuidabas y querías casi como a un hermano, aunque eso me partiera en mil pedazos por pensar que jamás podrías verme con otros ojos.

—Jeongin, si te trataba así era porque me gustaba cuidar de ti y verte sonreír por cualquier pequeña sorpresa que te daba, pero mis sentimientos por ti están lejos de ser fraternales.

—Entonces...

—Me gustas Jeong, y no sabes cuánto.—ambas manos del pelinegro envolveiron con delicadeza el rostro de Yang, haciendo que un rosado rubor se adueñe de sus mejillas por la cercanía de ambos.

—Tu también me gustas, Hyun—se sinceró el peliblanco, sus palabras chocando contra los gruesos labios del mayor por la poca distancia que los separaba.

Hwang parpadeó un par de veces, después de todo ambos correspondían los sentimientos del otro, la pregunta era...

—¿Y ahora qué?

—Ahora bésame, y hazlo bien, tonto.

Hyunjin no dudó en hacerle caso al menor y unir ambos labios en un suave beso, dónde sus labios se acariciaban con parsimonia, la tímida lengua de Hwang buscando formar parte del beso, quien fue aceptada inmediatamente por el menor, pudiendo degustando el sabor de la cavidad bucal de su pequeño. Jeongin llevó sus manos a la nuca ajena, tirando de ella para profundizar el beso y fundirse el uno con el otro. Casi mágico, ambos corazones latiendo a un ritmo tan tranquilo como intenso, así como se sentía la compañía de estar el uno con el otro; como un revoltijo de mariposas en un momento y como la calma absoluta por otros.

Al final ambos se separaron, Jeongin aún con sus manos en la nuca contraria, jugando con las negras y largas hebras, las manos de Hyunjin habian descendido a la estrecha cintura del peliblanco, quedando solo unidos por el suave tacto de sus frentes juntas, sonriendo y recuperando el aliento en un silencio gratamente cómodo. Los hoyuelos marcaban la alegría palpable en el otro.

La idea por parte de la madre de Jeongin de mudarse con Hyunjin, alguien a quien apenas conocía y poco trato tenía, terminó siendo una de sus mejores decisiones, al final no solo logró encontrar en él un compañero, un amigo, alguien quien lo apoyaba, animaba y consentía en cada momento, también logró encontrar el amor en él.

Y así, pasando de ser un simple roommate, a ser el protagonista de su propia historia de amor que recién comenzaba, y esparaba que, como en los kdramas clichés que acostumbraban a ver, ambos tuvieran un final feliz, y un par de buenas historias que contar a quienes serían sus nietos.

Y así, pasando de ser un simple roommate, a ser el protagonista de su propia historia de amor que recién comenzaba, y esparaba que, como en los kdramas clichés que acostumbraban a ver, ambos tuvieran un final feliz, y un par de buenas historias qu...

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N/a: falta el epílogo~

Roommate | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora