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Una semana ya había pasado entre ambos amigos donde se habían aplicado mutuamente la ley del hielo, intercambiando las palabras justas solo cuando era necesario, ya sea para avisar que iban a salir o acerca de las compras diarias para el departamento

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Una semana ya había pasado entre ambos amigos donde se habían aplicado mutuamente la ley del hielo, intercambiando las palabras justas solo cuando era necesario, ya sea para avisar que iban a salir o acerca de las compras diarias para el departamento.
A ambos ya empezaba a dolerle aquel silencio ensordecedor, Jeongin extrañaba las bobas bromas del mayor y Hyunjin extrañaba la escandalosa risa de Yang. Ya no sabían cuánto más iban a poder seguir así, ninguno daba el brazo a torcer, pero ya no se encontraban enojados con el otro, ahora toda esa tormenta se había disipado y no quedaban más que rastros de tristeza que causaba estragos en ambos corazones malheridos.

Jeongin no sabía por qué Hyunjin había actuado así y lo había alejado, ¿por qué besarlo si luego lo iba a tratar tan toscamente? Pero lo que terminó de quebrar el corazón del menor fue que el pelinegro haya aclarado cualquier duda entre ellos dejando bien en claro que solo eran amigos y que no se debían explicaciones. Jeongin sentía sus lágrimas deslizarse suavemente por ambas mejillas como cada noche desde aquel día donde solo sentía la indiferencia de Hwang, perdiendo no solo a quien fue su crush por un buen tiempo, sino también a su mejor amigo.

Al día siguiente el mayor empezó su rutina diaria mientras Jeongin aún seguía en la cama, lo miró con una mueca triste antes de salir de la habitación y dirigirse a la cocina a desayunar antes de ir a la universidad. Cuando terminó comenzó a limpiar donde había comido y a ordenar cada cosa que había utilizado, mientras estaba lavando la taza dónde había tomado café escuchó unos pequeños pasos acercarse hasta él. Giró sobre sí mismo y visualizó la delgada figura de Jeongin parada en el medio del comedor, con una remera holgada que llegaba muy y a penas a cubrir sus nalgas, éste jugando tímidamente con el borde inferior de la larga prenda.

—¿Sucede algo Jeongin?

El menor elevó la mirada al escuchar que Hyunjin le hablaba a él, aunque el tono tan frío en el que lo hizo lo puso algo incómodo y se removió nervioso es su lugar.

—S-solo quería desearte un buen día.–Jeongin se maldijo en su mente por haber tartamudeando.–y comentarte que por la tarde Yeonjun vendrá a casa, quedamos en hacer un trabajo para la universidad juntos y como yo no voy a asistir a clases el vendrá aquí apenas termine.

Hyunjin presionó el interior de su mejilla con su lengua, definitivamente odiaba que aquel nombre salga de los rosados labios del peliblanco.

—Para nada, es tu casa también, puedes invitar a quien quieras, ¿te molesta si yo también traigo a alguien?

—C-claro que no.

Jeongin frunció un poco el ceño, ¿que ocurría con Hyunjin? ¿De repente tenía ganas de traer visitas? Desde que vivían juntos con suerte si había visto al pelinegro traer personas un par de veces, y hoy que el menor necesitaba el departamento en calma para hacer un trabajo para la universidad, Hwang se ponía en modo sociable.

—Perfecto, ahora me voy, nos vemos luego.

El mayor pasó por su lado y Jeongin sintió como una corriente lo recorría desde la planta de sus pies hasta su cuello. No entendía por qué Hwang se compartaba tan...como un idiota.

Roommate | HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora