XXV: El Cristal Dorado

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Habian pasado varios días desde el incidente. Y desde entonces, tenia la impresión de sentirme más unida a las chicas. Especialmente, termino los días con Haruka llevándome a casa, cada día parece consentirme más. Paso la mayoría del tiempo con todas ellas, y yo lo entiendo, sé que es por el susto de aquella vez.

No iba a morir claramente, eso lo sabía desde que fui atacada, mi final sería más cruel que el eterno sueño. Pero con la ayuda de los guías, hacen que estos momentos se libren de tensiones que nos podrían espantar. Particularmente Altair y Deneb están a mi lado cuidando de mí, en estos días me he sentido querida por todos.

Aunque nos haya unido un retorcido destino, siento como si ya yo fuera parte de aquella historia cósmica, ya no estoy tan dividida como solía sentirme. Empiezo a sentirme más cómoda con mi huésped.

Haruka:- El azul o el negro?- Sale de la cortina aterciopelada carmesí, mientras sostiene dos sacos sobrios, esperando mi respuesta.

- Dos de mis favoritos... Pero creo que esté será - Me levanto del cómodo asiento, para tomar al elegido marino.

Michiru iba a dar un concierto, posterior a la celebración del cumpleaños de Serena, y nos invitó a asistir. En realidad a mi me quiso convencer para tocar junto con ella, pero habia rechazado su oferta. Asi que ahora estábamos ojeando por las tiendas, decidiendo como íbamos a estar vestidas para la ocasión. Aunque Haruka parece estar más tensa, no creo que esté emocionada por el evento. Tengo una idea de a que se debe su desánimo.

Su mirada recorre la variedad clásica de trajes, ha tenido el ceño fruncido particularmente cuando hablamos del concierto. Por eso me termina cambiando de tema cada vez que puede, lo cuál no es común en ella.

-Dime que es lo que te molesta - Se gira en sorpresa al oirme.

Haruka:- No te preocupes por mí - Su atención vuelve a perderse entre los tonos monocromáticos de las prendas.

Lentamente dirijo mis pasos hacia el exhibidor, separo los vestidos para meter mi cabeza entre ellos, mirándole. Ella me sonríe medianamente. Se deja caer sosteniéndose del barandal, hasta que nuestras cabezas apenas pueden tocarse, y veo las pupilas de sus ojos extenderse.

Haruka:- Podrías probarte este, resaltaría la claridad de tus ojos - Me entrega un conjunto que había estado observando entre la multitud.

Al sentir su tela fue como si recorriera una
suave nube, sus detalles le daban carácter, y el color, tal como ella dijo, combinaba no solo con mis iris, sino que se fundía con mi tez de una forma luminosa, como si mi piel también brillara. El espejo del vestidor me devolvía una curvilínea silueta con el aura femenina del conjunto. Realmente me habia ilusionado, me sentía una princesa.

Escucho a mi acompañante llamarme, por lo que le concedo el permiso para verme,asi que corro las cortinas y doy un paso adelante, algo tímida, al encontrarme con la expresión maravillosa de Haruka. Su rostro reflejaba la misma ilusión que el mío, una absoluta inocencia en lo que sentía.

Cierro los ojos para dar un par de vueltas haciendo al vestido bailar y flotar, tenia la vista hacia el cielo hasta que la bajo para contemplar los tacones firmes y elegantes resonar en el piso de mármol, en eso me doy cuenta de que han aparecido otro par de zapatos lustrosos de color oscuro. Una mano a la cintura me guía a seguir un compás, me giro al levantar la vista. Había la altura perfecta para alinear mi mirada en la suya directamente, y mi brazo habia encontrado su lugar sobre el hombro de ella. Puedo percibir su aroma a esta reducida distancia, su toque es tibio, puedo sentir su calor corporal, es muy acogedor.

La joven de la tienda nos llama la atención, preguntando si vamos a llevar lo puesto, a lo que Haruka le confirma. Le miro, está de perfíl, ni siquiera me había consultado aquello.

Sailor Stars: El Resurgir De La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora