Epílogo

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- Si hay algo que sé del rencor es que puede durar para siempre si se deja crecer. Puede atormentarte en una imagen, en la mente, en el alma, en una persona, en un ciclo de odio irracional que nunca sana. Hasta que te liberas de él.

Al principio de este viaje... fui inocente, ingenua, inmadura, ignorante sobre muchas cosas. No lo digo cómo algo malo, era mi perspectiva, no sabía muchas cosas que ahora sí. Ahora que ví a los ojos a la vida, creo que cambié en esos aspectos, ya no tengo las mismas idealizaciones que antes. Vi la muerte, me encontré con ella en la cara de un ser querido, fue dura conmigo. Lidiar con la pérdida no es cosa sencilla, es como si te acechara en una sombra, te persigue en cada momento. No sabía lo que era hasta que me golpeó en el corazón un día. Me llenó de miedo. Me invadió la culpa y la tristeza. En un punto me puse cómoda con esos sentimientos que no debería tener cerca. Pero mis amigas me ayudaron a empujarlo cada vez más lejos, me enseñaron a cómo luchar.

También aprendí que un odio profundo viene de un amor igual de profundo y fuerte, es por eso que se siente tan intenso, tan mal como si te pudriera por dentro. Uno se aferra a él para recordar. Yo recordaba como fui negada, rechazada, olvidada por mi propia familia, por mi propia sangre. No me querían por ser diferente. No me querían porque no podían lidiar con mi existencia, sabiendo que mis padres decidieron vivir sus vidas lejos de ellos. Todos recordábamos esa brecha que nos separaba, para reabrir una herida que nunca terminó de cerrarse. Hasta que vi a mi abuela, hasta que vi la tumba de mi abuelo, hasta que vi hasta qué punto el rencor podía privarme de sentir amor, piedad,y consuelo. Estaba perdiendo la oportunidad de perdonar a los demás por sus errores. Aún tengo una familia, que está dispuesta a dejar de mirar al pasado para empezar a conocerme a mí y a mi hermano, ver cuánto habíamos perdido en el tiempo estando enojados.

También viví una guerra conmigo misma y más personas. La guerra no es como uno piensa, va mucho más allá de armas y diferencias. Se trata sobre un conflicto que hace sufrir a todos, involucra cada vez más a las personas. Yo tuve conflicto dentro de mí -

Se interrumpió a sí misma, dejó de hablar a media oración, y entonces el silencio hizo gran presencia en la sala. Los colores de la habitación eran cálidos, las sillas eran gordas y acogedoras, en una de esas dos estaba sentada Leila. Veía hacia arriba como resaltaban las licencias y doctorados, colgados perfectamente en la pared del centro, justo bajo el escritorio pulido donde se encontraba el hombre anotando varias cosas que sentía eran interesantes de su relato.

- ¿Sigues luchando en esa guerra Leila?- Le preguntó el joven hombre. Tenía lentes muy delgados, y no se vestía muy formal, eso lo hacía menos intimidante.

Aunque sabía que él posiblemente rondaba entre los veintisiete y treinta años, Leila lo veía como un niño de su misma clase, y eso le daba cierta seguridad para hablarle con más comodidad. Apreciaba también que él, el Doctor Thomas Young, la dejara hacer lo que quisiera en todas las sesiones, eso lo hacía más natural y menos forzado.

- ¿Qué parte es la que tomas en la batalla? ¿Sólo observas como sucede a través de ti o haces algo para cambiar las cosas? - La miró con más atención esta vez, dejando de escribir completamente y retirando el bolígrafo de la hoja.

Ella sabía que no le había respondido, fue a propósito pues no sabía que responderle. En su lugar, tenía una pregunta en su mente.

- ¿Cree que yo pueda cambiar algo de lo que sucede a mi alrededor? - Levantó la cabeza y fijó su mirada en él. Era una pregunta seria.

El hombre se sacó los lentes, después se acomodó más relajadamente en el sillón, cruzó las piernas y se puso a pensar por un minuto.

- Yo creo que todos tenemos un rol en la vida que debemos tomar, de otra forma los demás decidirán por nosotros, elegirán quiénes somos si lo permitimos. No podemos tomar responsabilidad por cosas que pasan fuera de nuestro control, no puedes culparte por la muerte de un ser querido, por ejemplo, no sería justo, eso sucederá queramos o no. Lo único que puedes hacer está en tí misma, qué hacer con esos sentimientos y pensamientos que te invaden. ¿Qué hacer en esta guerra que no parece terminar pronto?. ¿Seguirás luchando? Y ¿Por qué ?. - Siguió con el tema que Leila había dicho, la guerra, el conflicto interno de una mente perturbada.
Solo que para él, era una alegoría, pero porque no sabía que la guerra que ella había vivido fue real.

Sailor Stars: El Resurgir De La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora