Inicio de clases

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Este capítulo es más de relleno, pero decidí escribirlo igual porque amo los detalles y el contexto. 


Al día siguiente Blaise y Theo intentaron levantarse, pero estaban tan cansados que volvieron a dormir al instante con la excusa de cinco minutos más. Alex se levantó más tarde de lo previsto y aunque aún era temprano, últimamente no había podido descansar más de cinco horas. 


La pelinegra se levantó del hueco en el suelo en el que había terminado y abrió los ojos. La estancia estaba hecha un desastre, normalmente no le preocuparía pero Blaise no viviría en tales condiciones. ¿Podía? Seguro que sí, pero él mismo tendría que armar su desorden con el tiempo, no todo en una noche. 


El ambiente era frío y húmedo, normal en la sala común de Slytherin. La chimenea del cuarto a penas emitía una pequeña llama, intentando ser derribada constantemente. Alex caminó a ver el reloj de mesa que se posaba en el escritorio de Blaise. Dejando de lado las piedras preciosas incrustadas, eran las siete y cincuenta y ocho. Se sintió sorprendida al ver que era tan tarde, pero no se quejaba. Su cuerpo le agradecía de rodillas. Miró hacia atrás y, a pesar de la frígida temperatura indiferente, característica de su sala común, era lo más cálido que había sentido en ella. 


Veinte minutos después Alex los obligó a despertar, ya iba a ser el desayuno y si no iban ambos se quejarían hasta que fuera hora del almuerzo. La pelinegra no estaba dispuesta a aguantarlos, entonces mejor prevenir que curar. Ambos chicos se quejaron, pero finalmente obedecieron y cada uno se fue a su habitación para alistarse.


 Alex seguía llevando el uniforme del día de ayer, pero estaba arrugado y amasado por las sábanas de la cama..., y el suelo posteriormente. Caminó hasta su baúl y buscó su uniforme de Slytherin de repuesto. Había crecido en las vacaciones, pero como solo era altura y la falda seguía llegándole hasta la rodilla no le importó. Dejó la corbata desatada alrededor de su cuello y se colocó sus vans azules para salir. No sentía frío, entonces dejó su suéter y solo se amarró la túnica en el cuello. 


Ya iba hacia la puerta cuando su pie se chocó con la silla del escritorio. Subió la vista y vio el cuaderno de dibujo que había dejado el año pasado. Lo recordaba: lleno de garabatos y sombras, composiciones y poesías aburridas. La tomó y lo revisó rápidamente, era un milagro que no se hubiera perdido. Una casualidad o un acto pensado. 


- Sasha. 


No pasaron ni cinco segundos cuando una elfina vestida de violeta apareció en frente suyo con una gran sonrisa. 


- ¡Ama Williams, está bien! Sasha estuvo muy preocupada por la señorita estos días - admitió, haciendo que Alex se sintiera horriblemente culpable por no avisarle. 


- Lo siento. Alex lo siente - inclinó la cabeza al lado -. Oye... solo por casualidad... ¿No tuviste algo que ver con que este cuaderno no se hubiera eliminado? - preguntó levantándolo. 


- ¡Oh! Sasha lo siente. Sasha no debió hacer nada que la ama Williams no le pidiera - se arrodilló -. Sasha lo siente mucho, joven ama - empezó a pellizcarse los brazos y posteriormente jalar sus orejas hacia el suelo -. Sasha lo dejó en el escritorio de Hogwarts porque no sabía qué hacer con él. Oh, Sasha está tan agradecida por lo que hizo la ama por ella, por supuesto. Pero Sasha entiende si ella ya no quiere...

Semidiosa y Bruja (PJO y HP) 2 LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora