La profecía no mentía

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- ¿Tenemos que entrar? - preguntó Alex observando recelosa el lugar. Mucha gente junta, sin duda no le gustaba -. Podríamos volver luego. 


- Ya estamos aquí - contradijo Blaise -. Además, no tenemos tanto tiempo. Yo tengo que volver a la casa Zabini en un rato. 


Theodore le dio la razón al moreno, así que tuvieron que abrirse paso por entre la gente. 


- Permiso - le pidió Alex a un señor que desde hacia rato los estaba reteniendo en la entrada, cansando a Alex. 


- Gracias, ya podemos entrar - lo calló Blaise y los tres chicos pasaron. 


Aquella librería era gigante. El año anterior, cuando no habían miles de personas, había olido el exquisito olor a páginas nuevas. La estructura tenía dos pisos que claramente estaban ampliados con magia, porque desde fuera no parecía posible que tantas estanterías cupieran el lugar. Seguramente a Annabeth le encantaría.


Al centro de la multitud se encontraba, quien Alex supuso, era Gilderoy Lockhart firmando libros con una pluma de... no sabía, pero era azulada con puntos amarillos y negros. Detrás, una larga cola de personas esperaba para que sus libros tengan el nombre del autor. Dentro de ellas encontró a la señora que la había apresado hace rato y sus cientos de hijos pelirrojos, junto a su esposo. A su lado estaba la cabellera castaña y enmarañada de Granger con sus padres; y el de cabello azabache desordenado con gafas Potter. Todos ellos con ejemplares de Lockhart en las manos. 


- Entonces... ¿Cómo empezamos? - preguntó el castaño leyendo su carta de Hogwarts. 


- Qué tal... - empezó Blaise -. No sé, ¿de arriba a abajo? Es lo que suelen hacer. 


- Bien. Libro reglamentario de hechizos, segundo año de Miranda Goshawk, ¿dónde estás? - preguntó Alex sin destinatario alguno. 


Los dos chicos de al lado rieron y todos empezaron a buscar en las repisas. Hacía un calor infernal con tantas personas apretujadas, y el bullicio de alguna forma alteraba los nervios de Alex. 


- ¿No será ese Harry Potter? - preguntó Lockhart, ganándose la atención de Blaise y Theo. Aquel chico era sin duda una novedad para el mundo mágico. Después de librarlos del mago oscuro, por supuesto que lo sería.  


Justo en ese momento, Lucius Malfoy se paró a su lado, notándola de paso. 


- Williams - saludó "intimidante". 


- Malfoy - devolvió la chica con un asentimiento. Acto seguido intentó irse, cosa que no salió del todo bien. 


- Ten esto, tómalo como... una ofrenda de paz - comentó entregándole un cuaderno. Alex ni se molestó en tomarlo. 


- ¿Qué se supone que haga con eso? - preguntó la pelinegra viendo como sus amigos estaban a un lado burlándose de un niño que estaba siendo perseguido por un libro. 

Semidiosa y Bruja (PJO y HP) 2 LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora