Cartas

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(una foto de mi crush para comenzar)

La llegada de Alex al campamento fue... rara. Ya no la miraban con desprecio o la ignoraban como si fuera una plaga que nunca se iba, no. Ahora el miedo de sus miradas hacia ella perduraba, pero ahora el miedo parecía ser más grande y por tanto la respetaban. No era un sentimiento agradable, si le preguntaban a Alex, antes todos hablaban sobre ella y a nadie le importaba si ella estaba presente, ahora cuchicheaban en secreto señalándola. 


Antes de bajar la colina Mestiza se despidió de Apolo, parecía que el dios siempre la acompañaba, como un chofer divino-personal. Cosa que al mencionar Apolo puso su mejor mueca de ofendido, pero terminó riendo con ella. 


Una vez dentro, la primera persona con la que encontró fue Drew, hija de Afrodita. Ella era la segunda al mando de su cabaña, claramente detrás de Silena (cosa que Alex agradecía), tenía rasgos asiáticos, ojos marrones preciosos con bucles en el cabello que se entremezclaban perfectamente. Era hermosa. La primera vez que Alex la vio fue cuando volvió de su entrenamiento en el Olimpo, a los diez. La primera impresión se borró cuando las burlas llegaron. 


Su delineador rosa era excesivamente fuerte, como si sus ojos no fueran lo suficientemente llamativos y necesitara complementarlos con algo. Además, su aroma le recordaba a un bosque revoltoso en verano: sofocante. La chica poseía el embruja-habla, haciendo que todos siguieran sus ordenes. El don no era muy común, ni siquiera en los hijos de Afrodita, era a unos cuantos a los que le tocaba. Drew era una de ellas, y la única de su cabaña. 


Alex, al ser bendecida por Afrodita, también poseía ese don, el cual era impresionante a la hora de pedir cosas, cualquier cosa. Sin embargo, no acostumbraba a usarlo, porque pedir cosas no era de su estilo: prefería hacer todo por su cuenta, así que solo usaba sus habilidades cuando era una ocasión de suma importancia. 


Como de costumbre, Drew se había acercado a ella para insultarla. Alex levantó una ceja al escuchar como se reía de ella por su estilo de camisetas. Como si ella se vistiera mejor, parecía que un unicornio le había vomitado encima. 


La ignoró y siguió su camino, no sabía a donde ir. Supuso que la mejor idea sería ir a su cabaña, pero al ver a algunos hijos de Apolo jugando en el campus central y una chica inspeccionando las cabañas se deshizo de la idea. Al poner un pie en el porche de la casa grande, Quirón había salido encontrándola por casualidad. 


- Alex, que bueno verte. Dime, ¿qué has estado haciendo éstos últimos días? Esperábamos tu llegada junto a Percy, Annabeth y Grover. 


Quirón, con su fuerte voz de jefe de actividades del campamento, había llamado la atención de algunos campistas que pasaban por el lugar. Abrieron los ojos con sorpresa. Algunos se quedaron a escuchar la conversación, mientras que otros huyeron intentando no toparse con la mirada de la pelinegra. 


- Tuve algunos... percances -. mintió. Obviamente no había sido ningún percance, había pasado un horrible mes siendo torturada. De todos modos no le dieron ganas de hablar más.


- Bien, bien... - claramente el centauro no le creyó una sola palabra -. Tal vez quieras pasar por tu cabaña, han llegado algunas cartas hace unos días, unas lechuzas muy encantadoras - Alex asintió dando a entender que había comprendido. Por dentro daba brinquitos, esperaba que fueran Blaise y Theodore.

Semidiosa y Bruja (PJO y HP) 2 LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora